El fútbol chileno está falta de ídolos. La gran performance de la Generación Dorada durante muchos años catapultó a Gary Medel, Claudio Bravo, Mauricio Isla, Arturo Vidal y Alexis Sánchez a un nivel altísimo, por lo que es necesario encontrar nuevas afinidades entre los futbolistas y los fanáticos.

En ese sentido es que en Concepción, en el amistoso ante Cuba, asomó la figura de Marcelino Núñez. El volante del Norwich formado en Universidad Católica fue la gran figura de la Roja con sus dos goles, además de mostrarse como el motor del mediocampo.

Los 37 partidos que jugó en el Championship británico por el elenco canario le dieron muchas herramientas para empezar a transformarse en un jugador fundamental en esta nueva era de la selección chilena, donde Eduardo Berizzo lo tiene considerado como un titular.

El volante además posee algo importante para ser querido por la hinchada: un carisma especial. Siempre anda sonriente, juega contento al fútbol y eso lo acerca más aún a un público que agradece el cariño que tiene por la Roja. No es fácil poseer ese ángel.

Se llena de elogios

Jorge Aravena, ex volante de la selección, aplaudió su performance asegurando que “anduvo muy bien Marcelino con sus goles, pero no quiso ser el galán de la película absorbiendo la posesión de la pelota. Siempre quiso asociarse con sus compañeros”, reflejando así que la construcción de equipo es lo principal en la mentalidad del jugador.

Marcelino festeja uno de sus goles en la Roja (Foto: ANFP)

Marcelino festeja uno de sus goles en la Roja (Foto: ANFP)

“Es un aporte para esta selección, llama la atención, es lo que se necesita. Junto a Alexander Aravena pueden ser muy importantes”, complementó Jaime Vera, otro mediocampista que supo lucirse con la escuadra nacional.

Ante República Dominicana tendrá una nueva oportunidad de acercarse a la gente, que repletará el Sausalito para ver a los nuevos ídolos de la Roja. Marcelino tiene pasta, da los pasos necesarios para convertirse en un referente en las próximas eliminatorias y debe seguir progresando para consolidarse como el crack divino.