El duelo entre Brasil y Chile por los cuartos de final de la Copa América, que se disputará este viernes desde las 20:00 horas, tiene un especial significado para Thiago Silva, defensor central y uno de los capitanes del equipo verdeamarelo.

La historia se remonta a 2014, cuando el hombre que fue campeón de la Champions League con el Chelsea protagonizó el momento más dramático de su carrera, nada menos que en una disputa muere-muere con la selección chilena.

La Roja había estirado la definición de los octavos de final de la Copa del Mundo en Belo Horizonte y Brasil se había salvado jabonado por un balón en el travesaño de Mauricio Pinilla. Thiago Silva no lo podía creer y se quebró al llegar a los penales.

Cuando ambos equipos se preparaban para la definición desde los doce pasos que ganó Brasil, el ex zaguero del PSG se sentó sobre un balón en la orilla de la cancha, lejos de sus compañeros, y se puso a llorar desconsoladamente.

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La presión se comió a Thiago Silva. En la transmisión, los comentaristas brasileños no podían creer que el dueño de la jineta brasileña hiciera tal demostración. Después del Mundial, Dunga le quitó la capitanía y se la dio a Neymar.

“Uno no se programa para emocionarse. Sucede de forma natural. Quedé muy marcado, negativamente, por ese episodio contra Chile. Lamentablemente, pero hoy estoy tranquilo”, reconoce el jugador más veterano en la plantilla de Tite.

Thiago Silva siguió su camino y jugó en cuartos de final contra Colombia, pero quedó suspendido y se perdió la humillante derrota por 7-1 ante Alemania en semifinales del Mundial que en definitiva quedaria en poder de los germanos.

“Fue una tristeza muy grande durante un periodo de tiempo, pero sirvió de aprendizaje, sirvió para preparar los siguientes objetivos, las finales”, asegura el defensor que estará esta noche ante Alexis Sánchez, Eduardo Vargas y compañía.