Hernán Leal Barrientos logró hacer cumbre del Makalu, en Mahalangur del Himalaya, uno de los “ochomiles’’ (más de 8 mil metros) más prominentes del planeta. Sin embargo, su hazaña, que fue celebrada, lo tuvo al borde de la muerte.

El empresario posee una pasión por el montañismo, por lo mismo ha subido un sinnúmero de grandes alturas, entre las que se cuentan dos cumbres del Everest (ruta Tíbet Y Nepal), aunque lo que vivió el pasado 15 de mayo fue increíble para su carrera.

“Hice cumbre con muchos incidentes, que pudo haber hecho de
esta expedición una tragedia. Salimos confiados que el clima estaba a
nuestro favor. De Chile me dijeron que estábamos dentro del límite y el
base camp manager me confirmó que su clima report estaba bueno. Que
disfrutara la cumbre. Eramos 8: Justin, el Rumano; Prakriti, de India;
Lukas, de Republica Checa; Daniela, de Israel; además de yo y tres Sherpas’’ aseguró Leal.

Dentro de los grandes inconvenientes que tuvo que pasar el grupo, se encuentra que varias cuerdas de seguridad estaban tapadas por la nieve, lo que los hizo atrasar casi por media hora. Fue el momento en donde empezaron los problemas, algo que relata con muchos detalles por lo vivido.

“A las 1 de la madrugada, del 15 de mayo, llegamos al campo cuatro, que está a 7800 metros de altitud. Estaba muy frío y seguía nevando. Habían tres personas ahí, entre ellos un escalador coreano muy mal al borde de la muerte, un sherpa tendido que no se podía mover y otro sherpa líder que estaba bien, pero muy afligido. Sonam el sherpa y amigo que me guía, les dio agua caliente que traíamos desde el campo 3, que fue la mitad. Con eso ellos se recuperaron’’, detalló.

Fue en ese momento que continuaron hacia la cumbre, hasta las 3 de la mañana, hora en que la nieve volvió a tapar las cuerdas fijas. En un par de horas lograron hallarlas. Ya estaban, en ese momento, en los 8 mil metros de altura, donde la misión, que trajo muchos problemas, estaba más cerca de tener un final feliz.

Pese a esto, la situación se agravó, por lo que la mujer israelita abortó la misión y decidió regresar al campo tres. Es que, de acuerdo con el empresario, los vientos superaban los 50 kilómetros por hora, lo que complicaba el panorama en cada momento.

Llegaron

“En la cumbre estuve solo 15 minutos, porque estaba consciente que ya
habíamos pasado la barrera de las 12 am, prudente para bajar con luz al
campo 3. A eso de las 15 horas aparece una neblina que no permitía ver
nada: sólo unos 5 metros. Estábamos sobre 8 mil en medio de grietas sin
ver las cuerdas fijas otra vez más. Los GPS que llevábamos estaban sin
batería, congelados y la neblina no permitía comunicación satelital”, contó en detalle.

Si bien cumplían la meta, era el momento en que nuevamente los peligros los ponían a prueba, en una situación donde lo mental debe estar claro para tomar decisiones.

El peligro inminente

Leal relató que por radio llamaron por auxilio y la respuesta de la gente de la expedición (empresa encargada), que era de los sherpas, les dijeron que estaban cansados y que por la visibilidad no podrían salir a recatar, lo que complicaba el panorama para el regreso con la victoria.

En ese momento, el equipo estaba consciente que el rescate era suicida. Las horas pasaron, no tenían agua y el oxígeno lo usaron al mínimo para bajar, pero con el riesgo de congelamiento, por lo que cada minuto que pasaba era de vital importancia.

“Sonam, el sherpa que me acompañó salió en búsqueda de la ruta en medio de la neblina. Después de media hora la encuentra y empezamos la bajada. Ya era de noche, muy frío, con poco oxígeno y los 6 que estábamos bajando (una india, un checo, dos sherpas) sabíamos que podíamos morir’’, recuerda.

Llegaron al campo tras a las 23.30 horas, fueron más de 25 horas cerca de la zona de la muerte, a ocho mil metros, donde muchas veces situaciones de pensar en un final pasaron por la cabeza, pero se debían mantener enfocados para poder regresar sin problemas.

“Pensé varias veces en llamar por teléfono satelital a mi familia para despedirme, fue el día más terrorífico de mi vida, gracias a Sonam, una india, un checo, un chileno, un nepalés y dos sherpas que no nos rendimos nunca y estamos vivos. No existe la suerte, con Sonam siempre nos preparamos para el peor escenario. Sonam salvó al coreano, que bajó muy mal y tuve que tragar nieve para hidratarme. La nieve te baja la temperatura, pero iba bien abrigado’’, finalizó su espectacular relato.