María Kittl es toda una leyenda en el alpinismo y ha sido destacada como una mujer líder en el deporte. Nació en 1931, fue campeona estatal de esquí y se convirtió en una de las primeras mujeres en realizar rutas alpinas entre 1960 y 1970. Pero esta aventura no la realiza ella sola, la acompaña un guía de montaña, Christoph Hutmair, que se ha convertido en uno más de su familia. Hoy tiene 92 años y su amor y pasión por escalar sigue tan vigente como ella. 

Cuando María tenía 70 años pensó que lo necesario para vivir veinte años más era seguir escalando y así lo hizo: "Básicamente, entrené mi propio subconsciente, ¡y aquí estamos! Solo hay dos opciones: rendirse o volverse más fuerte", aseguró la escaladora. Verla en acción es impactante, ya que apenas mide 1,50 metros y se enfrenta a paredes verticales de más de 200 metros. "La primera razón por la que escalo: por mi mente", explicó María.

Algunos alpinistas se conforman, a medida que pasan los años, con hacer cada vez escaladas más fáciles. Pero ella es diferente y hace de la exigencia su mayor virtud. "En los últimos cuatro años pensé: quiero tantos días de escalada como sea posible. Así que hice 250 en un año".

María reconoce que una de las principales razones por las que escala es para "ejercitar la mente", siendo la representación perfecta de los resultados de un estudio de la prestigiosa Universidad del Norte de Florida. En él subrayan que las características específicas de este deporte pueden mejorar significativamente la memoria de trabajo de una persona, además de otras funciones cognitivas, ya que su práctica involucra sobre todo el equilibrio, la coordinación muscular y la orientación espacial simultánea.

María Kittl a sus 92 años se convirtió en un ejemplo para todos quienes practican deporte y a su edad presume el seguir sumando ascensos, práctica que la ayuda a mantener ágil su cuerpo, pero por sobre todo la mente y contó que "cuando veo una pared empinada, mi corazón empieza a cantar".