Lionel Messi es parte central de la desazón que produce en los argentinos la Copa América. Y es que el torneo continental se resiste a la selección albiceleste: no lo gana desde 1993 y solo la levantaron dos veces en los últimos 60 años.
El sentimiento se exacerbó con las últimas dos derrotas en sendas finales ante Chile. Messi perdió un penal en la definición en Nueva Jersey y ante los micrófonos renunció a su selección: “Es increíble, pero no se me da”, se justificó.
La Pulga jugó ya cuatro Copas América con la camiseta de su país. En 2007, con solo veinte años, marcó tres goles en el equipo que lideraba Juan Román Riquelme pero perdió la final ante Brasil.
Cuatro años después, el dolor fue en casa. El equipo naufragó con derrota por penales ante Uruguay en cuartos de final y Leo ni siquierafue capaz de registrar un gol.
Las copas que siguieron fueron calcadas. Messi hizo buenos pasajes -fue elegido mejor jugador del torneo en 2015), pero las finales se las llevó Chile desde el manchón penal.
El delantero del Barcelona suma 19 partidos y ocho goles en el torneo continental, una racha que más allá de los números, espera coronar finalmente con un título.