Y llegó el primer partido de Boca Juniors ya sin Diego Maradona en vida terrenal. Tras posponer por la conmoción el duelo que iban a jugar por Copa Libertadores ante Internacional de Porto Alegre, el Xeneize saltó a La Bombonera ante Newell’s Old Boys, curiosamente otro de los clubes que defendió el 10, por la Copa de la Liga Profesional rebautizada con el nombre del astro. 

Obviamente los homenajes estuvieron a la orden del día, pero el más emblemático y emocionante llegó a los 12 minutos, cuando Edwin Cardona clavó un tiro libre como con la mano (quizás de Dios) en un ángulo para darle la ventaja al dueño de casa. 

Ahí, el colombiano corrió junto a sus compañeros al palco de Diego Maradona donde estaba su hija mayor, Dalma, junto a su marido, Andrés Caldarelli, y le dedicaron el gol con un aplauso y la camiseta del 10 en el pasto. Las lágrimas comenzaron a brotar de manera espontánea mientras en el relato Sebastián el Pollo Vignolo trataba de no quebrarse. 

Antes del comienzo del cotejo, el minuto de homenaje no fue de silencio, sino de aplausos con La Mano de Dios de Rodrigo sonando a todo lo que da en La Bombonera. Como en todos los partidos, los jugadores vistieron camisetas con los colores de Argentina y la silueta de Diego y Maxi Rodríguez, capitán de Newell’s y mundialista con el 10 como DT en Sudáfrica 2010, portó la camiseta que usó D10S en su paso por la Lepra en 1993, la misma que vistió Lionel Messi en Barcelona para rendir tributo. Por el otro lado, el apellido de todos los jugadores de Boca fue Maradona.

Obviamente hubo lienzos por doquier recordando a Maradona y el árbitro del compromiso, Fernando Espinoza, lo resumió todo de la mejor manera: “Creo que lo mejor que podemos hacer es dar lo mejor en el fútbol. A mí entender es el mejor homenaje”, le manifestó a los capitanes.