Barcelona era derrotado hasta el minuto 90’, pero terminó rescatando un punto clave y que le salva la cabeza a Ronald Koeman. Este lunes en el cierre de la quinta fecha de La Liga, los culé lograron un agónico empate ante el Granada por 1-1 en una semana difícil.

Los blaugranas querían sacarse las balas tras la derrota ante el Bayern Múnich, pero siguen sin verse bien en la cancha. De no ser por un cabezazo al límite del pitado final, la visita se llevaba los tres puntos y dejaba el barco del técnico neerlandés a la deriva.

Un golpe tempranero

El partido recién comenzaba y Barcelona tenía claro que solo el triunfo podía calmar los ánimos luego del papelón en la Champions League. Pero no pasaron ni dos minutos antes de quedar debajo en el marcador y quedar con el partido completamente cuesta arriba.

Tras un tiro de esquina y una serie de rebotes, un centro con lo justo encontró la cabeza de Domingos Duarte para el 0-1. La sorpresa era total, pero los culé intentaron ir por una igualdad rápida aunque sin éxito.

Las cosas no pintaban bien, ya que pese a los intentos, no había forma de romper la portería rival. Para colmo, Alejandro Baldé debió salir lesionado en el 42’, obligando a un cambio para ir por algo más en el complemento.

Gol agónico y una salvada a Koeman

Con Luuk de Jong, Gavi y Riqui Puig ingresando desde el banquillo, Koeman trató de revertir el mal partido de los blaugranas que, pese a tener el balón, no encontraban los espacios. La desesperación se adueñó de los locales, que veían otra vez escapar tres puntos importantes.

El DT se la jugó con un cambio insólito y envió a Gerard Piqué como centrodelantero para aprovechar su altura. En los minutos finales quedó en evidencia con el plantel reclamando absolutamente todas las jugadas y casi terminando a los combos, pero tras ello por fin llegaría la alegría gracias a Ronald Araújo, que encontró una pelota por arriba y de cabeza decretó el agónico 1-1.

Con este resultado, el Barcelona consigue un valioso punto intentando alcanzar la parte alta, pero sigue dejando muchas dudas en su juego. No se ven bien ni cómodos, extrañando los tiempos de antaño, donde eran un equipo.