Colo Colo sufrió la renuncia de su gerente deportivo, Marcelo Espina, el pasado 22 de diciembre a horas del duelo frente a Unión Española. El Cabezón dejó su cargo tras meses de acusaciones en su contra y una más que desgastada relación con el directorio de Blanco y Negro.

Espina, quien fuera ídolo como jugador, dejó al Cacique con una despedida llena de disculpas por Twitter. Sin embargo los hinchas quedaron con gusto a poco y -como díría Condorito- exigiendo una explicación.

La noche de Navidad la esperada declaración del Cabezón llegó, y en extenso diálogo con La Tercera se sinceró asegurando que muchas de las responsabilidades que le entregaban nunca fueron cosa suya:

 "Yo aguanté bastante este último mes. Soy humano, soy consecuente, lo que tengo que decir, lo digo frente a frente. No podía seguir trabajando en un lugar donde me querían culpar absolutamente de todo y en áreas que no me correspondían", reveló Espina.

Además el ahora ex gerente deportivo agregó: "a mí me correspondía el área deportiva, de la cual me hago responsable sin ningún problema. Pero en este último mes, mes y medio, de a poco se enviaban informaciones hacia afuera en las que yo era supuestamente el culpable de cosas que ni siquiera había analizado yo o me habían preguntado".

Marcelo Espina salió "decepcionado" y dolido del Cacique, luego que el directorio encabezado por Aníbal Mosa tomara vitales decisiones sin siquiera consultar la opinión de su gerente deportivo:

"Respecto a lo de pasar al plantel al seguro de cesantía, el directorio me dijo que no participara, porque yo era un integrante más de todo el personal del club que había aceptado la reducción de su salario. Un 50% menos. Yo creo que se debieron agotar todas las instancias para no llegar a eso. Así se lo manifesté en forma privada a Aníbal Mosa y al resto de los directores. Que esto era el primer eslabón que podría generar un problema deportivo", relató el ex jugador albo.

En torno al infame tema del seguro de cesantía, Espina añadió: "fue desacertado hacer públicas conversaciones privadas. De hecho, creo que para los jugadores fue más dolorosa esa famosa conferencia que la decisión de enviarlos al seguro de desempleo. A partir de ahí, las relaciones humanas se comenzaron a quebrar".

Pese a que los rumores hablaban de una endeble y rota relación con el plantel, el Cabezón fue enfático en negar las habladurías:

"No tuve problemas con los jugadores. Con Esteban Paredes, el capitán, nos saludábamos de beso mientras se podía y conversábamos casi todos los días. Me chateaba él y otros jugadores para consultarme cosas, para pedirme ayuda y si podía yo se la daba. Y después, obviamente, si había que renovar un contrato o no, era una decisión que tomaba con el entrenador de turno y que transmitía al directorio. Acá no había nada personal contra nadie", aclaró.

Respecto a la mala imagen que pudo dejar su renuncia en uno de los peores momentos históricos de Colo Colo, el Cabezón se justificó:

"¿Sabes lo que pasa? Que en este último tiempo no estaba confiando mucho en cómo estaba trabajando. No me sentía tranquilo. Se estaba entregando mucha información hacia afuera y gran parte de esa información era directamente para endosarme responsabilidades que no eran mías y que no pertenecían a mi área. Ya estaba cansado de esto", confesó.

Actualmente Marcelo Espina regresó a su país natal, con su familia, donde descansa alejado de todo el caos y de un turbulento paso por el Cacique, que agregó más de alguna cana a su cabello.