Claudio Daniel Borghi tiene una visión crítica respecto a las sociedades anónimas deportivas y especialmente las que comandan a Colo Colo y Universidad de Chile, dos equipos que juegan el Superclásico el fin de semana luego de sufrir con el fantasma del descenso.

En diálogo con La Redgoleta de RedGol, el Bichi asegura que "lo que nos está pasando es una locura. Estamos hablando de la pelotita y lo que pasa alrededor de los clubes es una locura. Que vendo, que no, que me voy, que pongo las acciones, que las compro".

Se da el caso de que ambos equipos están en complejos procesos internos. "Son cosas tremendas y los dos clubes están en la misma condición. Entiendo que la U tiene nuevos dueños y ni idea de quiénes son. En Colo Colo todavía no sabemos quién manda", lamenta.

"Esto es como el tipo que le dice todos los días a la mujer 'mira que me voy', hasta que la mujer abre la puerta y le dice 'andate huevón, me tienes enferma'. No sabemos nosotros si se van a ir o se van a quedar, eso es una curiosidad", puntualiza el campeón del mundo en 1986.

Borghi: El pueblo se cega con las promesas
 

Claudio Borghi apunta a las cúpulas de Blanco y Negro y Azul Azul. "Ellos son dueños de las acciones, pero no del sentimiento del pueblo. A veces el pueblo se cega con algunas promesas, y pasa también políticamente".

"Cuando votamos por un presidente nos llegan promesas continuas, de mejoramiento, de crecimiento, de educación, de justicia, de trabajo. Y votamos pensando en que esto va a ocurrir y no ocurre nunca, o muy raras veces. El fútbol no es diferente", rubrica.

"(Los dueños) Llegan y dicen que vamos a hacer un 60/40, vamos a darle tiraje a la chimenea, vamos a hacer un estadio nuevo. Tú compras la promesa, pero no son cumplidas y más allá de tener todo lo que prometieron -si me prometieron diez cosas, tengo tres- no tienes ninguna. Y es el drama de pelear el descenso", advierte el Bichi.

Por eso pide que los hinchas pongan especial atención a los movimientos bursátiles y anuncios rimbombantes. "Todas esas cosas hay que sopesarlas en algún momento y no comerse todos los discursos", complementa.