Pocos son los jugadores chilenos que tienen la dicha de contar que anotaron goles en una Copa del Mundo. Y si fue a una potencia como Alemania, más se puede inflar el pecho.
Es el caso de Gustavo Moscoso, quien marcó el descuento en la derrota por 4-1 de Chile ante los germanos en el Mundial de España 82. Fue un golazo, al realizar un autopase con túnel incluido antes de clavarla al segundo palo.
“Ese gol culminó tres o cuatro años de un rendimiento impresionante para mí, muy parejo, tras la desilusión de no haber ido al Mundial anterior, de no haber sido titular”, manifestó en charla con Redgol.
El cariño y respeto de Moscoso por Universidad Católica
Moscoso estuvo en Universidad Católica diez años, desde su debut en 1972, antes de saltar a México en 1983 para jugar en Puebla, Morelia y finalizar en Tigres. Tras su retiro en 1992, se radicó en ese país.
“Sigo ligado al fútbol, a veces en plano universitario, como un equipo que creé y lo llevamos a primera. Tengo contacto permanente con colegas, trabajo con municipios”, cuenta a sus casi 70 años.

Moscoso es feliz en México junto a su familia
–¿Le han salido opciones en el fútbol profesional?
Con el fútbol profesional siempre estoy atento, hay muchas consultorías y a veces me sale trabajo fuera de casa. Pero no estoy para eso ya, mover a la familia. Se pierde económicamente, pero se gana en tranquilidad.
-¿Tiene un buen pasar en México?
Sí, eso me dejó la escuela de Católica, el ser ordenado. En ese club, no sé ahora, no se preocupaba sólo del futbolista, eran también el sostener esas ganancias. Más cuando uno no tiene esa picardía comercial. Lo que mejor aprendí en la vida es a cuidar lo que uno gana, coherentemente con el día a día. Muchas veces se gasta lo que se gana y no lo que se necesita, eso lo aprendí muy bien.
-¿Es un agradecido de Católica de toda la vida?
La verdad es que de niño era hincha de la “U”, del Ballet Azul. De Astorga, Navarro, Musso, Leonel, Campos, Pedro Araya, Rubén Marcos. Eran mis referentes que oía por radio. Pero luego lo de Católica fue más que ser hincha, me entregó la oportunidad de estudiar, de crecer. Me trataron muy bien. Yo también les di, salimos de la mano. Ahí jugué 10 años.

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–¿Por qué no volvió nunca a Chile?
Acá en México me vine con dos hijos y ahora tengo tres nietas, que son una maravilla. Mi carrera fue extensa, no fue fácil, y cuando quise regresar mis hijos se quisieran quedar en México, estaban contentos, felices acá. Y uno es feliz donde ellos son felices.
-¿Es ídolo en México?
Después de Puebla, donde jugué muchos años, estuve en Morelia y Tigres, con casi 38 años. Fui titular y respetado. Pero no fui ídolo ni en Chile ni en México, pero sí fui respetado por las directivas. En Puebla lo soy, aunque hubo otros que alcanzaron calidad de ídolo. Yo jugaba, era de jugar 36 partidos al año. Pero no era tan mediático. Era de casa, no salía mucho. Pero seguí trabajando en la elite gracias a ser respetado.

Moscoso defendió la camiseta de la selección chilena en España 82
–¿Ya no piensa volver a Chile entonces?
Siento que nunca terminé de venirme, voy a Chile un par de días pero no me muestro. Pero estoy atento a todo, de lo que pasa deportiva y socialmente.
-¿Triste por la realidad de la selección chilena?
Me desilusiona lo que es el fútbol en Chile. No tanto de la selección, sino de lo que se podría hacer para ir en beneficio de ella.

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–¿Nunca tuvo una chance de trabajar en nuestro país?
Hace casi 10 años, cuando Chile estaba por jugar la final ante Alemania en Copa Confederaciones, quise volver en una dirección deportiva, porque veía que muchos se sentaban en la sombra de los 5 grandes jugadores que teníamos y que colectivamente hacían rendir a la selección. No se hacía nada. Pero dije que íbamos a perder con el tercer equipo de Alemania (jugaron con reservas) y se molestaron. Pero ese ha sido mi trabajo después del fútbol, la dirección deportiva es mi trabajo permanente.