Contenido de Jorge Vega O.

Entre las cosas positivas que deja la accidentada temporada 2020 para el fútbol chileno es el protagonismo que las series menores de los distintos clubes han tomado durante este desarrollo, y que de cara al 2021se encuentra con una vara alta.

Y un ejemplo de esto se da en la Primera B del balompié criollo, donde Unión San Felipe se posiciona a la cabeza de todos al tener la mayor cantidad de tiempo en la normativa Sub 21. Han sido más de 5.000 minutos los que han sumado los jugdaores formados en el cuadro del Aconcagua, que han sido las piezas fundamentales de un equipo bien trabajado y aceitado, que lo tiene a las puertas de volver al sitial de honor luego de casi ocho años.

Para llegar a este presente no es cuestión del azar. Unión San Felipe ha recorrido un camino en la división de plata lleno de sinsabores e incompresiones, y que ha transitado gracias a una clara y definida política institucional, donde el trabajo formativo está a la cabeza.

Los números de los sanfelipeños en aplastantes en relación a los rivales de la Primera B, como en el resto de las divisiones del fútbol chileno, porque más del 50% del equipo titular son jugadores formados en San Felipe. Incluso, encuentros donde el Uní Uní ha llegado a tener nueve jugadores formados en casa en la cancha, y que respalda la visión a largo plazo de los controladores.

Andrés Fernández, Matias Silva, Francisco Salinas, Enzo Ormeño, Bairo Riveros e Ignacio Mesías, Matias Torres, Alejandro Azocar y José Vargas son solo algunos de los nombres que la hinchada de Unión San Felipe tiene presente y que ve en ellos un futuro mejor, donde en un país que apuesta a lo inmediato, el club apunta alto a un proceso de largo aliento que con convicción supera a las trabas e incomprensiones.