Los expertos en bodas pueden sacar un magíster con las vivencias de Christian Rivera y Verónica Díaz, dos jóvenes médicos e hinchas radicados en Santiago, que se casaron el viernes pasado y vivieron la luna de miel más singular y emocionante.

Los astros se alinearon y todo coincidió con el partido entre Santa Cruz y Cobreloa el sábado en el estadio Joaquín Muñoz García, donde el conjunto loíno empató 2-2 y aseguró la permanencia en Primera B, tras coquetear varios meses con el fantasma del descenso.

Christian Rivera tenía fecha para casarse en La Florida, pero esa "final" le robaba los pensamientos. "Le dije a mi señora que mi sueño era estar en la cancha si descendíamos o nos salvábamos. Ella es hincha de la UC, pero siempre me acompaña al estadio", reconoce.

"No teníamos planificado dónde ir de luna de miel, aunque en mi corazón quería que el partido fuera el sábado y coincidiera. Le dije 'mi amor, tengo la luna de miel ideal... en Santa Cruz. A los dos nos gusta el vino'. Pero en verdad sabía que era por Cobreloa", asume el galeno.

Lo que vino fue una sumatoria de hechos afortunados. Le correspondía trabajar, pero cambió el turno un mes antes. No había hotel, pero contó la historia del viaje y les encontraron una pieza. No había entradas para la visita, pero un amigo los ayudó a entrar al estadio.

"Por eso sentía que debía agradecer y me puse a transmitir el partido por el teléfono, entre hinchas de Santa Cruz que nos miraban feo. Quería que otros sintieran lo mismo que yo. Gritamos suavecito los goles, y después vino la alegría y el alivio de la salvación", recuerda.

"Cuando perdíamos empezaron a putearnos en el chat de la transmisión, pero yo les dije que tenía la convicción, que por algo viajé, que nos habíamos casado, que el turno, que el hotel, todo se confabulaba para que saliéramos adelante", resume Christian.

La pareja se conoce desde 2011, cuando comenzó la debacle deportiva e institucional de Cobreloa, por lo que Verónica ha pensado que es mufa. Ahora será al revés. "Ella sabe que yo soy feliz, que es la forma en que ella me ayuda a ser feliz", admite el médico.

Ahora queda una promesa por cumplir. "Le dije a mi señora que cuando terminara la beca de ginecología, seguiríamos a Cobreloa por todo el país: Puerto Montt, Santa Cruz, Arica... Vino la pandemia y se postergó, ahora quién sabe", completa el orgulloso hincha loíno.