Juan Cristóbal Guarello abrió Los Tenores de Radio ADN enojado y muy molesto, lanzando duros dardos a las barras. Se supone que este fin de semana vuelve el fútbol desde el estallido social, pero a varios clubes han llegado amenazas y presiones.

Todo surge de las palabras de Mario Salas, luego que el DT de Colo Colo manifestara que, por la postura de las barras, no están las condiciones para jugar con toda la seguridad necesaria.

“Escribí mi primera columna contra las barras bravas el año 93 en La Nación, por un partido en que la Garra Blanca generó disturbios contra Melipilla en Santa Laura. Me reprendió mucho el director en ese momento por el tono… y miren dónde estamos 26 años después”, dijo Guarello.

Agregó que “está claro, no es que haya una convicción política de los jugadores ni de Mario Salas, ni la ANFP, ni nadie. Simplemente están amenazados. Es decir el fútbol chileno está chantajeado mafiosamente por una minoría. La gente que no comparteque se juegue, porque cree que el país está en otra cosa, simplemente no va a ir al estadio y no va a ver el partido, se va a restar. Pero eso es muy distinto a la actitud de un grupo violento, minoritario y con prontuario que está chantajeando al fútbol chileno de la peor manera”.

Siguió complementando que “lo peor que se puede hacer es ceder al chantaje, porque si cedemos en ésta, la próxima vez va a ser otro chantaje peor, no sé si existe eso… Hagamos lo que hacen algunos negocios: regalemos el fútbol con derecho a llave. Tomen señores de las barras, que no sé quién los eligió, cómo se organizan, los liderazgos son anónimos. Tienen sobrenombres extraños. Tomen, se lo regalamos, porque ustedes programan y no solamente tienen los aforos reducidos. Han convertido el fútbol en un infierno y lo tienen con horarios inapropiados, ustedes ahora también programan y mañana cobren”.

Añade: “hagamos un acápite en el contrato del CDF para que las barras también cobren, que vaya plata directamente a las barra bravas, porque si el futbol chileno se va a dejar chantajear de esta manera, porque en las palabras de Mario salas no hay una reflexión política-ideológica, no es una coordinación o sintonía con las demandas sociales. Hay miedo, hay un rendirse al chantaje y retroceder ante un grupo violento que se quiere instalar”.

Por otro lado, recordó que el fútbol es la única actividad que sigue suspendida mientras el resto de los sectores trabaja con relativa normalidad. Además, argumentó que la situación en cuestión no es un apoyo al movimiento social, sino un oportunismo de las barras para recuperar el poder.

“El único rubro del país que está condicionado en este momento es el fútbol. Ni la minería, ni trasporte, ni comunicación ni actos culturales; sólo el fútbol está chantajeado y agarrado del cuello”, expuso.

Siguió punzante: “les quiero decir una vez más… los soldados, los piños creerán que esto es por las demandas sociales. ¡No! Esto es una pelea de poner. Quién se queda con el futbol chileno. Y ya hemos tenido demasiados problemas. Si se cede esta vez no sé si tendremos retorno y el presidente (de la ANFP) quedará como nefasto”.

“Entiendo el miedo de los jugadores, pero tienen que empezar a trasparentar las cosas, decir nos está amenazando tales personas. O por último, que el club saque un comunicado y dé la cara. La alcaldesa de La Calera… no puede ser que por un gallo que la llamó. Uno, y apareció una pintada, suspende el partido. Así no se puede funcionar, es la ausencia total de Estado y civilidad. Sale un flayer y suspendemos el partido”, dijo.

Sentenció que “me extraña la renuncia total de ocupar el espacio magnifico del coliseo para la protesta y expresión popular. Es distinto un grupo de hinchas corriendo por las calles delante del zorrillo a un estadio lleno con un gran lienzo. La resonancia es completamente distinta. Me extraña. Un estadio también es una forma de expresar y de lucha. El estadio no tiene que ser ni ha sido un espacio sólo de distracción. ¿Y si nosotros aprovechamos el espacio? Lo transformamos en otro tipo de manifestación. Ahí uno empieza a sospechar. Doy por hecho que acá no hay una reivindicación social, es una lucha para imponer poder a los clubes”.