Casi 100 millones de dólares pagó el Chelsea a comienzo de temporada por Kai Havertz, la joya alemana de 21 años que deslumbraba a toda Europa jugando en el Bayer Leverkusen. Se convertía de esta manera en la contratación más cara de la historia del cuadro londinense.

Joya que se pulió al lado de un chileno, pues teniendo como referencia a Charles Aránguiz fue donde empezó a consolidar su juego. La prensa teutona los comparaba constantemente, algo que en el club de las aspirinas no gustaba mucho por lo que trataban de bajarle el perfil.

"Aránguiz es el jefe en el centro del campo. Una comparación con Kai Havertz sería injusta, porque Havertz es significativamente más joven, juega de forma más agresiva y espectacular”, señaló hace un año Reiner Calmud, ex director deportivo del conjunto alemán.

Havertz, en todo caso, se hizo esperar. No tuvo una temporada espectacular en los ingleses, donde solamente marcó nueve goles y entregó nueve asistencias en 44 partidos. De hecho, ha comenzado 21 encuentros en el banco de suplentes.

El gol que anotó ante el City es el primero que anota en Champions, el que llegó en un gran momento. Debido a su juventud, se erigió como el 11° jugador más joven en anotar en una final, lejos del récord de Patrick Kluivert (18 años y 327 días) con el Ajax en la 1994-95.

Otro hito que marca el discípulo de Charles, es que se convirtió en el primer alemán en marcar en la final para un equipo que no sea alemán. Datos que atesorará para siempre luego de haber sido clave para obtener la Orejona.