Barcelona llegó al Sánchez Pizjuan con la confianza de haber ganado siete partidos al hilo entre la Liga y la Copa del Rey, pero se encontró con un Sevilla que pegó fuerte en la primera semifinal del segundo campeonato más importante que se juega en suelo hispano.
El Barça no jugó un mal partido, pero se encontró con un rival que pegó en los momentos precisos y pudo finiquitar lo que tuvo, así de simple.
Luego de Lionel Messi fallara una inmejorable opción de abrir la cuenta, el central Jules Koundé tomaría las banderas del Sevilla para irse en demanda del arco rival, eludió jugadores del Barcelona y con un remate preciso batió a Ter Stegen.
Por lo que había pasado en el trámite del partido, inmerecido, pero el fútbol siempre se ganó con goles más que con merecimientos.
El partido se abrió y otra vez Messi tuvo la oportunidad de marcar, pero derechamente no era su día y falló todo lo que tuvo.
A los 85´ y cuando se pensaba que el partido terminaba para el Sevilla 1-0, vino la avivada de Iván Rakitic para aprovechar un feo error de Umtiti para marcar el segundo para el cuadro andaluz y dejar la serie cuesta arriba para el Barcelona de Ronald Koeman.