Quique Setién volvió a depositar su confianza en Arturo Vidal y el chileno le puso la firma a la victoria del Barcelona sobre Leganés (2-0) con un buen detalle: estaba a una tarjeta amarilla de la suspensión y de recibirla se hubiera perdido la vital visita a Sevilla el viernes.

El chileno no escatimó en intensidad pese a la amenaza. Ingresó a los 63 minutos de juego por Sergio Busquets, y en su primera acción participa de la jugada del gol anulado a Antoine Griezmann, un aviso del cuadro azulgrana ante la levantada de la visita.

De ahí el balón quedó en los pies del conjunto azulgrana. Vidal asistió un cabezazo de Griezmann y luego una acción de Riqui Puig que el arquero Pichu Cuéllar salvó magistralmente. Además, Lionel Messi marcó de penal y el resultado quedó zanjado.

Pero no el apartado disciplinario. Entre el minuto 83 y el 93 hubo cinco tarjetas amarillas para el Barcelona. Samuel Umtiti (que sí quedó suspendido), Riqui Puig, Clément Lenglet, Júnior Firpo e Iván Rakitic fueron amonestados, por lo que Vidal duplicó el esfuerzo.

El registro final fue valioso. Una falta concedida a Rubén Pérez, una recibida ante Kevin Rodrigues, dos chances creadas, 25 de 28 toques correctos al balón, tres robos con tackle, cuatro duelos ganados, un duelo aéreo perdido y un par de palabras con el árbitro Juan Martínez Munuera.

De esta manera, Vidal se consolida en un mediocampo donde ha sido de lo mejor mostradoi después del receso, con un gol en el primer partido ante Mallorca y una solvente actuación contra Leganés.

Las opiniones de la prensa fueron positivas. Sport de Barcelona asegura que "el Barça necesitaba algo de mala leche en el centro del campo para acabar de matar el partido y liberar a quienes deben generar juego en los blaugrana. Cumplió a la perfección su cometido".

Por su parte, Mundo Deportivo adelanta la postulación al once inicial. "Dio la sensación de que Setién se guardó su energía para Sevilla", advirtió el diario catalán. Todas señales del protagonismo que Vidal espera con ansias.