Universidad de Chile se encuentra en la recta final de una temporada compleja. Si bien ya dejaron atrás el fantasma del descenso, finalizarán una vez más el Campeonato Nacional en la parte baja de la tabla y solo podrían rescatar el año ganando la Copa Chile, si es que logran avanzar de las semifinales ante Unión Española y se imponen a Magallanes en una hipotética final.

Por lo mismo, desde el Centro Deportivo Azul quieren dejar atrás este mal 2022 y enfocarse de lleno en la planificación del 2023, donde esperan volver a los primeros planos en el torneo, luego de cuatro temporadas en las que han debido lidiar con el fantasma de la B. Para ello, ya buscan refuerzos que les permitan lograr ese objetivo.

Sin embargo, desde la U saben que deberán lidiar con otro problema: los retornados desde préstamos. Específicamente, las principales complicaciones pasan por dos jugadores: Nahuel Luján y Marcelo Cañete. Ambos jugadores, que arribaron a la U en el año 2021, firmados en la época en que estaba “Polaco” Goldberg y “Supermán” Vargas, debieron buscar suerte en condición de cedidos durante este 2022.

Luján lo hizo en Agropecuario, club que milita en la Primera Nacional de Argentina. En ese club ha jugado 17 partidos, ocho como titular y nueve como suplente, en un equipo que culminó en la posición 30 de 37 equipos que componen esa división trasandina. Anotó un gol durante ese período.

Cañete, en tanto, se quedó en Chile para jugar en Huachipato. El trasandino de 32 años tuvo 22 apariciones en la temporada con los acereros, incluyendo Copa Chile. En total, jugó once partidos como titular y once como suplente. No anotó goles y dio dos asistencias.

El problema económico para la U

Los dos jugadores, de irregulares pasos por sus equipos en esta temporada, deben volver al CDA a cumplir sus contratos, los cuales los ligan a los universitarios hasta el 2023, sin embargo, no están en los planes para el próximo año.

¿El problema? Es que para poder rescindirles contrato la U debe desembolsar cerca de medio millón de dólares. Y es que el sueldo de Luján alcanza los 11 millones, mientras que el de Cañete cerca de los 20. La dirigencia azul debería desembolsarles la totalidad del sueldo anual además de las indemnizaciones correspondientes.

Es por lo que desde la U tendrían que buscar un nuevo plan b con ambos jugadores. La opción de mandarlos a préstamo nuevamente aparece como la opción más razonable, pero no existe un gran interés en contar con sus servicios. Y probablemente, de lograr un préstamo, sería la misma U quien tendría que hacerse cargo de los sueldos de ambos.

Así las cosas, parece difícil que se de un escenario en que los azules salgan ganando con ambos jugadores y lo más probable es que tengan que desembolsar una millonaria suma para poder deshacerse del problema.

Una gran complicación si se considera que la U debe reforzarse para volver a los primeros planos del torneo y seguramente deba invertir una considerable suma en refuerzos si no quiere pasar los problemas de los últimos años.