Mark Wahlberg regresa a la gran pantalla interpretando a Mikael Lindnord, un deportista de resistencia física que con notables habilidades, no ha logrado obtener un primer lugar durante toda su carrera profesional y está dispuesto a todo para alcanzarlo. Desde ese punto la película “Artur: una amistad sin límites”, nos muestra un argumento centrado en una justa ambición humana que no resulta estremecedora ni emotiva, sin embargo, un perro de cuatro patas, se introduce en el relato como protagonista, entregando la gran dosis de ternura que impulsa un giro de 360°.

Basada en la novela “Arthur, el perro que cruzó la jungla para buscar un hogar”, la cinta nos muestra historia real ocurrida en el año 2014 sobre un perro callejero que acompañó a un grupo de deportistas y logró ser adoptado por su capitán.

Los animales como reivindicación de ternura

Historias sobre primeros lugares, derrotar a tus contrincantes, son argumentos más que repetitivos en el cine norteamericano. No obstante, paralelamente, el film muestra un perrito solitario que capta la atención del espectador tras pasar diversas situaciones que ponen en riesgo su vida.

El encuentro entre el canino y el deportista, crea una invitación a que la ternura y amor transforme el objetivo Mikael Lindord. De ese modo, la película resalta las relaciones entre sus personajes, logrando ser un viaje transformador y convertirse en una historia cálida y cercana.

Cabe mencionar que también visibiliza la vida de animales sin hogar, expuestos a peligros, maltratos y abandono y crear conciencia de que son seres que merecen dignidad en su diario vivir.

Un aspecto a destacar del film son los hermosos paisajes que se muestran: a través de la pantalla, vemos una majestuosa selva costa rícense que resulta ser inevitablemente contemplada por el espectador.

Sin duda una película familiar que mediante su guion, te hará sacar risas y emocionarte por la belleza y amor que entregan los animales.