¡Basada en una historia real! "Pepsi, ¿dónde está mi avión?" está cerca de llegar a Netflix

Pepsi, ¿dónde está mi avión?, es la novedad que llega al rey del streaming: Netflix. Un documental-serie con un argumento tan disparatado como lo indica su título.Lo que podemos decir es que antes de ver la cinta, e incluso mientras la estes viendo por la pantalla, te preguntarássi lo que estás viendo tiene sentido o si es real. ¿No sabías sobre este estreno?. No te preocúpes porque te contamos todo lo que debes saber de esta historia absurda hecha docuserie.

¿De qué trataPepsi, ¿dónde está mi avión?

La producción nos mostrará durante cuatro capítulos la batalla legal de John Leonard con la mediáticacompañía de refrescos para hacerse con un avión militar. Todo transcure en ladécada de los años 90, cuando se vivió una cruenta “guerra de los refrescos de cola” entre Pepsi y la todopoderosa Coca-Cola. La gran ventajade Pepsi, como se nos cuenta en la docuserie, era la publicidad y los rostros famosos que pasaban por su anuncios.

Pues bien, se puso en marcha un programa de fidelización llamado Pepsi Stuff que permitía a los consumidores acumular puntos Pepsi, para canjerar en una diversidad de premios que consistían engorras, pasando por chaquetas o bicicletas. Estos puntos se conseguían comprando las bebidas de Pepsi y guardando las etiquetas. Por ende, mientras másse bebía, mejores eran las recompensas.

Y aquí es cuándo ocurre todo, ya que al final del anuncio se veía a un chico vestido con una camiseta de la marca de bebidas que llegaba a su instituto en un caza Harrier, y debajo decían: “Caza Harrier. 7.000.000 de puntos Pepsi”. Sin letra pequeña ni nada que indicara que todo se trataba de un recurso humorístico.

Al publicarse el anuncio, de seguro el 99,99 por ciento de la audiencia supuso que se trataba de una simple broma, pero no,un joven llamado John Leonard vio la oportunidad y se propuso conseguir los siete millones de puntos para llevarse a casa un Harrier. Su aventura claramente nos sería sencilla, ya que para conseguirlos necesitaba más de cuatro millones de dólares, algo que no tenía… pero el Harrier estaba valorado entre 30 y 35 millones de dólares, sin embargo, el espíritu del joven lo impulsó a poner manos a la obra para cumplir algo que podría parecer imposible.