Por Daniel Fuenzalida F.
Descansar en el talento como entrevistador de Eduardo Fuentes es -según lo visto- la tónica de TVN en su segunda franja estelar. El animador de “Buenas Noches a Todos” hace gala de su carisma sin más apoyo que sus capacidades.
La industria esperaba con ansías la partida de Fuentes. Tras renunciar a La Red, en medio del naufragio de la estación de Quilín, el comunicador anunció su arribo al canal de todos los chilenos en un área que maneja a la perfección: las entrevistas en profundidad.
La ansiedad por encender el prime era grande. Sin embargo, un programa no se sostiene solo con un conductor, por mucho magnetismo que tenga. Desde la escenografía -oscura, fría- todo indica que a Fuentes lo lanzaron al aire sin mayor preocupación. La televisión actual es color, luminosidad. Y no tiene que ver con el contenido. Minimalismo no es pobreza.
La carencia de recursos del programa se ve en varios sentidos. Se echan de menos cortinas, notas, gráficas, recursos que están a la mano, pero que por alguna razón en este espacio no están.
Con una puesta en escena al debe, vale la pena resaltar el trabajo de Fuentes. Serio, profundo, lúdico en la medida precisa, informado y crítico. Las características profesionales de Eduardo Fuentes están a la vista y permiten que sus entrevistados confiesen situaciones íntimas. Fue el caso de Diana Bolocco al hablar de la salud de su madre y Margot Kahl en torno a un cáncer.
La actual propuesta de TVN hace rememorar el viejo “Domicilio Conocido” de Canal 11; en un viaje más cercano a los tiempos “De Tu a Tu” (Martín Cárcamo) que tiene la gran ventaja de interrogar a los famosos en sus casas.
Mucho debate ha generado el giro al espectáculo que tienen las actuales entrevistas de Fuentes. Esto en comparación a su trabajo en La Red donde primaban los temas contingentes y políticos. El giro era un costo que el animador estaba dispuesto a pagar para evitar la cesantía televisiva y demostrar la vigencia de su estilo.
“Vestir” el programa parece ser la tarea más cercana. En TVN saben que tienen un talento de aquellos en sus filas, pero ojo: háganle un cariñito al programa. Las aceptables audiencias que ha obtenido el espacio demuestran que el público quiere ver confesiones de personajes relevantes. La premisa va por equilibrar la balanza con invitados contingentes y una puesta en escena acorde a los tiempos.