La ilusión de una final vibrante entre Carlos Alcaraz y Jannik Sinner en el Masters 1000 de Cincinnati se esfumó antes de calentar motores.
El italiano, vigente campeón del US Open, resistió solo 23 minutos en cancha antes de abandonar por molestias físicas.
Su polémica decisión encendió las alarmas a menos de dos semanas del último Grand Slam del año.
El llanto de Sinner
El público se acomodaba en sus asientos, la expectativa era máxima y el duelo prometía chispa desde el primer intercambio.
Pero la historia fue otra: Sinner nunca se encontró cómodo, mostró señales de incomodidad y, antes de completar la media hora de juego, dijo basta. Ni siquiera pudo aguantar las lágrimas.
“Lo siento chicos, lo intenté. Pero no puedo”, dijo al público.
Alcaraz, con gesto serio, levantó el título de Cincinnati en una de las finales más fugaces de los últimos años.

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El golpe psicológico y el fantasma de Nueva York
Más allá de la derrota por abandono, el verdadero impacto está en lo que viene. El italiano no solo deja escapar un Masters 1000, también abre una incógnita gigantesca sobre su preparación para el US Open, torneo en el que defiende corona.
Si las molestias persisten, su camino en Nueva York podría complicarse más de la cuenta, y el circuito quedaría sin uno de sus protagonistas.

Jannik Sinner y Carlos Alcaraz posan con sus copas tras la final del Cincinnati Open (Getty Images).
Alcaraz sonríe, pero las miradas apuntan a Sinner
Aunque el murciano celebra un título más para su vitrina, lo cierto es que la noticia que dominó en Cincinnati no fue su triunfo, sino la forma en que se dio.
“No es la manera en que quiero ganar un título, eres un verdadero campeón y volverás más fuerte”
De todas formas, Alcaraz suma confianza de cara al US Open, mientras que Sinner abandona el torneo con más preguntas que respuestas.