Corría el 30 de agosto de 1983 y el US Open se desarrollaba con normalidad. En una de las canchas del complejo de Flushing Meadows, un joven sueco de 17 años llamado Stefan Edberg, que aún era una promesa del circuito juvenil, se disponía a sacar.
La pelota salió con potencia, rebotó y fue directo a la zona de la ingle de Richard Wertheim, juez de línea de 61 años.
Wertheim se desestabilizó, cayó hacia atrás y golpeó fuertemente su cabeza contra el cemento. Lamentablemente, nunca más volvió a despertar.
Cinco días después, murió producto de una hemorragia cerebral. Aunque el impacto directo no lo mató en el momento, la caída fue suficiente para provocar un desenlace fatal.

Richard Wertheim en el suelo tras recibir un pelotazo en el US Open.

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El futuro N°1 que cargó con una tragedia
Stefan Edberg no era aún una estrella. Ni siquiera sabía que años más tarde sería campeón de seis Grand Slam y número uno del mundo.
Pero ese día, sin quererlo, quedó ligado para siempre al accidente más impactante del tenis profesional.
Edberg quedó consternado. Era apenas un adolescente y se encontró de golpe con el peso de una tragedia en sus hombros.
No hubo culpa, por supuesto, pero el episodio marcó su carrera y su relación con el deporte.

Stefan Edberg se tapa la cara tras golpear a Dick Wertheim con un saque de tenis.

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La única muerte conectada a un partido profesional
Richard Wertheim, padre de cinco hijos y con una carrera de años en el arbitraje, se convirtió en una figura trágica dentro del tenis.
Hasta hoy, no existe otro caso registrado de alguien que haya muerto como consecuencia directa de un partido profesional de tenis. Ni jugadores ni jueces. De hecho, es considerada una de las muertes más inusuales del siglo XX.
Lo que pasó en esa cancha cambió la forma en que se piensa la seguridad en el circuito. Desde entonces, los protocolos se reforzaron.