Han pasado algunos días desde que Amanda Anisimova (7°) vivió el partido más importante y también más duro de su carrera en Wimbledon.
La estadounidense de 23 años llegó a su primera final de Grand Slam, pero fue barrida por Iga Swiatek (3°) en menos de una hora.
¿Fue todo mérito de la polaca? Según la propia Anisimova, hay más detrás de esa historia.
“No practiqué el día anterior. Creo que simplemente estaba muy fatigada”, confesó tras la derrota.
En su relato, reveló que incluso en el calentamiento tenía que detenerse tras cada punto. “Sabía que era una señal de alerta”, admitió.

Amanda Anisimova llora tras perder la final de Wimbledon ante Iga Swiatek (Getty Images).

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Una final soñada que se convirtió en pesadilla
El resultado fue demoledor: 6-0 6-0 en apenas 57 minutos. Anisimova se convirtió en la primera jugadora en perder una final de Wimbledon sin ganar un solo game.
Aunque reconoció la grandeza de su rival, también explicó que la fatiga acumulada de dos semanas le pasó la cuenta, y no solo eso.
“Podría ser un factor posiblemente. Definitivamente me dolía un poco (el hombro) en el calentamiento”, agregó.

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Otra cuenta pendiente
Más allá del cansancio, su saque fue otro dolor de cabeza. “No sé si es cuando los nervios entran en juego que empiezo a tener problemas con mi saque”, remató.
Una confesión honesta tras un golpe durísimo. Porque si bien Swiatek fue implacable, Anisimova dejó claro que su físico estaba diciendo basta.
“Poder aguantar dos semanas en un Grand Slam es definitivamente algo que requiere mucho trabajo. No es fácil”, destacó.