Cuando apenas la población mundial se empezaba a acostumbrar a convivir con el Covid-19, comenzaron a expandirse varios casos de otra enfermedad: la viruela del mono, una patología antigua que estaba bastante controlada en el mundo.

La viruela del mono comenzó a hacer noticia hace un par de semanas producto del rápido aumento de casos en Europa, un brote de esta enfermedad en dicho continente que nunca se había visto antes.

De momento se han detectado más de 200 casos en el mundo en más de 20 países. Cifras que no dan para preocuparse, ya que la viruela es mucho menos contagiosa que el coronavirus, pero que sí llaman la atención porque anteriormente esta enfermedad en general era transmitida desde animales a humanos, principalmente en África.

La viruela del mono se contagia a través de contacto y exposición a gotitas, es decir por saliva, excreciones respiratorias o por contacto con las secreciones de las costras que quedan de las erupciones en la piel. También por contacto con ropa, sábanas o toallas usadas por una persona infectada.

De momento, esta enfermedad no ha llegado a Chile, sin embargo, se detectó un caso en Argentina ayer viernes, y el Ministerio de Salud ya tiene preparados los protocolos en caso de que esta patología llegue a nuestro país.

¿Cuál es el origen de esta enfermedad?

La viruela del mono fue detectada en 1958 en familias de monos mantenidos en laboratorios, de ahí viene su nombre. Recién en 1970 fue el primer caso humano en el Congo y durante los años ha afectado principalmente al continente africano, aunque de manera esporádica.

Esta enfermedad, al igual que la viruela (que ya fue erradicada en el mundo), provoca la salida de ronchas en todo el cuerpo, las cuales generan mucha comezón pero terminan desapareciendo solas, además puede provocar fiebre, fatiga y dolor de cabeza y corporal.

Esta enfermedad tiene una baja tasa de letalidad de menos del 1% de la cepa actual que se ha presentado en Europa, por lo que la OMS no tiene contemplada una vacunación masiva de esta enfermedad.