Un nuevo virus ha puesto en alerta a las autoridades sanitarias de todo el mundo. La viruela del mono es una enfermedad poco común de la familia de la viruela, que suele aparecer en África. Sin embargo, recientemente se han reportado casos en distintas partes del mundo, como España, Portugal y Reino Unido, naciones donde más casos han detectado.

En dudamérica todavía se habla de casos oficiales. No obstante, en Argentina ya hay sospecha de un contagio.

La situación ha tomado por sorpresa a los científicas, ya que hasta ahora no se habían detectado tantos casos de la viruela del mono fuera de África y muchos de ellos sin conexión aparente.
 

¿Hay casos de viruela del mono en Chile?

De momento no se han detectado casos de la viruela del mono en Chile. De todas formas, el Minsal aseguró que Chile está preparado y tiene capacidad diagnóstica mediante PCR.

“Vamos a tener disponibles a contar de los próximos días -esta semana- la capacidad para poder confirmar casos en caso de que aparezcan casos sospechosos”, dijo hoy el subsecretario de Salud Pública, Cristóbal Cuadrado.
 

¿Cuáles son los síntomas?

Los primeros síntomas de la viruela del mono son similares a los de la viruela, es decir fiebre, dolor de cabeza, dolor muscular y cansancio. La diferencia entre ambas, es que la primera también se manifiesta con una inflamación de los ganglios linfáticos.

No obstante, el síntoma más característico aparece días después de la fiebre. Se trata de una erupción que generalmente comienza en el rostro que luego se extiende a otras partes del cuerpo, como las manos y los pies. Estas erupciones se transforman en costras que luego se caen.
 

¿Cómo se contagia?

La viruela del mono se contagia a través de la saliva, secreciones respiratorias, contacto directo con las lesiones del enfermo o por contacto con restos de fluidos corporales.
 

¿Es grave?

Hasta ahora se han identificado dos variantes de la viruela del mono, una de África Occidental y otra de África Central. La primera es la más leve, con una mortalidad entre el 1% y el 10%; mientras que la segunda es un poco más peligrosa, con una mortalidad del 20%.