La selección chilena tenía una remota opción de clasificar al Mundial de Qatar vía repechaje en la última fecha de las Eliminatorias Sudamericanas, pero todo salió mal, tal como ocurrió durante el proceso completo.

Ni acá ni allá. A la Roja no se le dieron los resultados que necesitaba en Lima y Ciudad Guayana, y peor aún, no hizo su tarea y cayó como local ante Uruguay, quedando séptima en las clasificatorias.

Lo que pasó es un fiel retrato del nivel actual del fútbol chileno, pero tampoco hay que olvidar la serie de dificultades y pellejerías con las que tuvo que lidiar el equipo chileno desde que comenzaron las Eliminatorias en agosto de 2020.

La pandemia por supuesto fue un factor y repercutió fuerte en la Roja, cuando Ben Brereton y Francisco Sierralta no pudieron ser convocados debido a las restricciones que ponía Inglaterra. Lo insólito es que Chile perdió a jugadores clave, mientras otras selecciones sí lograron traer a su futbolistas de la Premier League.

Por otro lado, los técnicos tampoco funcionaron en el equipo, con el colombiano Reinaldo Rueda saliendo en enero de 2021 tras tres años sin éxitos. La ANFP comenzó una desafortunada búsqueda del reemplazante, con Rafa Benítez y Hernán Crespo, entre otros, como candidatos. La dirigencia oficializaba a Martín Lasarte como el nuevo DT un mes después.

La ANFP tampoco estuvo acertada con la indumentaria del equipo, que apareció con el logo de la marca deportiva tapada en el duelo ante Bolivia por la Copa América. Un conflicto con la marca Nike, hizo que la Roja luego jugara los partidos de Eliminatorias contra Brasil, Ecuador y Colombia sin auspiciador. Un hecho que si bien no debería influir en el rendimiento del equipo, sí refleja una crisis institucional.

Tampoco ayudó que la ANFP decidiera jugar en cuatro estadios distintos en las Eliminatorias, una estrategia totalmente fracasada. Chile jugó la mayoría de sus partidos en San Carlos de Apoquindo, pero también disputó encuentros en el Estadio Nacional, Monumental y Zorros del Desierto de Calama. Al final se terminó jugando con 10 mil personas en el estadio.

La ANFP tampoco tuvo la fuerza requerida en la Conmebol, que no nos favoreció para nada durante las Eliminatorias, partiendo por la designación de los árbitros. Chile tuvo que sufrir dos veces con el arbitraje del paraguayo Eber Aquino, quien no cobró un penal claro a favor de Chile en Uruguay y luego sancionó uno discutible a favor de Bolivia en Santiago.

Asimismo, la Roja no tuvo suerte cuando se reprogramaron las fechas debido a la pandemia y terminó jugando tres partidos seguidos en calidad de visitante, además de encadenar una triple fecha con complicados rivales como Ecuador, Colombia y Brasil.

Nada fue fácil en esta clasificatorias. El nivel de los jugadores no fue el esperado, pero la suerte tampoco estuvo desde nuestro lado. A reflexionar y comenzar de nuevo.