Hace poco más de un año, Francis Cagigao arribó a Chile para hacerse cargo de director deportivo. Y con la Roja eliminada del Mundial de Qatar, cae de cajón que debe poner su cargo a disposición o de frentón renunciar. Eso a pesar de que ha asegurado que eso no está en sus planes.
“No voy a renunciar si Chile no va al Mundial, no vine a eso”, señaló en conferencia de prensa en noviembre del año pasado, poniéndose el parche antes de la herida cuando el camino se veía bastante oscuro.
Su decisión la sostiene en que el trabajo que realiza va más allá de la selección adulta. “Mi rol no especifica que venga a trabajar solo con la selección absoluta. Mi pega va mucho más allá de eso. Tengo una responsabilidad muy grande como director deportivo nacional. Vengo a trabajar para el bien del desarrollo del fútbol chileno”, contó el español en aquella ocasión.
Lo cierto es que su trabajo no dio frutos en este proceso. Por ejemplo una de sus apuestas fue traer a Robbie Robinsondesde Estados Unidos, para replicar el modelo de Ben Brereton que se trabajó antes de su llegada. Sin embargo el delantero norteamericano se devolvió rápidamente a su país.
Tiene claro que había un despelote grande en el fútbol chileno. Su diagnóstico al respecto es clarísimo, por lo que comentó el mes pasado que su sucesor no puede encontrar las mismas bases que él vio al arribar a Quilín.
“Lo que no puede pasar en la federación chilena es que, si a mí me toca ir, el próximo al que le toque llegar no puede encontrar el panorama que encontré yo, lo que encontró Cagigao. Eso está claro”, comentó.
Su futuro es incierto. Más aún si hay elecciones en el segundo semestre para elegir a una nueva directiva de la ANFP, que lo más lógico es que prescinda de Cagigao, que termina su contrato a fin de año. Sin embargo, de continuar tendrá que avanzar en opciones de un nuevo entrenador y, como él dijo, ordenar la actividad para su sucesor.