Con el Mundial de Fútbolrecientemente organizado en Qatar se formalizó algo que ya venía ocurriendo desde hace una década. Y es que Arabia Saudita, Qatar y Emiratos Arabes Unidos se han transformado en la cuna del deporte mundial gracias a sus economías.
Se celebran fechas de MotoGP en Losail (Qatar) y de la Fórmula 1 en Jeddah (Arabia Saudita), Losail y Abu Dhabi (Emiratos), se organiza el Rally Dakar en Arabia Saudita permanentemente y otros eventos deportivos como el Mundial de Atletismo 2019 en Doha y de Natación en 2024 en la misma ciudad.
También hay torneo del circuito ATP como los de Doha, Dubai y Abu Dhabi y se han llevado eventos de otros países como la Supercopa de España a Riad y Jeddah y el primer partido de la pretemporada de la NBA.
No sólo eso, los saudíes crearon el LIV Golf, donde competirá el chileno Joaquín Niemann, y que peleará con el PGA Tour por el protagonismo en aquel deporte. Lo mismo con el nuevo circuito del pádel QSI.
Desde aquellos países también manejan equipos como el Pogacar UAE que domina el ciclismo actual y otros tantos del fútbol europeo. Tal vez, los más icónicos son el PSG y el Manchester City.
El City Football Group tiene un valor de 5 mil millones de dólares y es liderado por el jeque de Abu Dhabi Mansour bin Zayed Al Nahayan, quien maneja al equipo de Guardiola, al New York Ciy de la MLS, al Girona español y al Troyes francés.
Sus empresas además patrocinian estadios y los mayores eventos deportivos, como el Etihad Stadium del Manchester City y el Emirates Stadium del Arsenal. Emirates también aparece en las camisetas del Real Madrid, Arsenal, Milan, Lyon y Benfica.
La sombra del Sportswashing
Según The Guardian, Arabia Saudita ha invertido unos mil millones de dólares en lavar su imagen con el deporte en los últimos años. Toni Roca, CEO del Sports Law Institute, explica en El Mundo: “El sportswashing es limpiar la reputación de esos países, que tienen cuestiones dudosas en derechos humanos, a través del deporte. Blanquearlos”.
“Desde el punto de vista legal hay poco que decir, pero sí desde el plano moral y ético”, añade y luego afirma: “Se están cargando el mercado. Los deportes, obviamente, dicen ‘no voy a ver tanta pasta en mi vida’. Si una federación pide cinco millones por organizar un Mundial y ellos ofrecen 20… Es una inflación brutal y una competencia desleal”.