El atleta británico nacido en Somalía, Mo Farah, había anunciado la semana pasada que se retiraba del atletismo de pista a sus 39 años.

Este lunes sorprendió al mundo al confesar que cuando era un niño fue llevado desde África ilegalmente hasta el Reino Unido.

Una mujer, que no conocía, lo llevó hasta la isla británica y lo bautizó como Mohamed Farah, pero su verdadero nombre es Hussein Abdi Kahin. Luego, lo obligó a cuidar unos niños de otra familia.

“Durante años seguí bloqueándolo, pero sólo puede bloquearlo por un tiempo”, dijo el campeón olímpico a la BBC.

Mo Farah, como es conocido mundialmente, dice que su madre y hermanos nunca han viajado al Reino Unido y viven en una granja familiar en Somalía.

Su padre murió por disparos perdidos en medio de un combate civil en Somalía, cuando él tenía cuatro años. Luego, a los ocho, fue enviado a Europa.

Farah

Mo Farah tiene dos oros olímpicos en 5 mil metros y dos en 10 mil metros (Londres 2012 y Rio 2016)

Dice que estaba emocionado, porque le dijeron que se vería con unos familiares allí: “Nunca había estado en un avión antes”.

Ya en el Reino Unido, la mujer lo llevó a un departamento en Londres y le quitó los documentos donde tenía los datos de su familia. “Justo en frente de mí, lo rompió y lo tiró a la basura. En ese momento, supe que estaba en problemas”, señaló Farah.

“Si alguna vez quieres volver a ver a tu familia, no digas nada”, le decía la mujer, además de obligarlo a trabajar “si quería tener comida en la boca”.

En los primeros años no le permitieron ir a la escuela y recién a los 12 años se inscribió en la Feltham Community College, donde comenzó a aprender inglés.

Allí fue descubierto por el profesor de educación física, Alan Watkinson. “El único idioma que parecía entender era el idioma de la educación física y el deporte”, dice.

Farah recuerda que el deporte fue su salvavidas: “Lo único que podía hacer para escapar de esta situación de vida era salir y correr”.

El mismo profesor lo puso contacto con servicios sociales y ayudó a Mo Farah a encontrar una familia somalí en Reino Unido.

“Aún extrañaba a mi verdadera familia, pero desde ese momento todo mejoró. Sentí que me quitaron muchas cosas de los hombros y me sentí como yo. Fue entonces cuando apareció Mo, el verdadero Mo”, finalizó.