La Gran Final de la Copa Libertadores estaba pronosticada para ser un partidazo y está cumpliendo con las expectativas. Boca Juniors se puso en ventaja dos veces y fue Lucas Pratto quien le arruinó el triunfo, igualando las acciones a los 35 y forzando el autogol boquense a los 61 minutos.
El formado en el Xeneize no tuvo oportunidades en el club y partió directamente a Universidad Católica en 2010 como parte del trato por el préstamo de Gary Medel. Ahi fue uno de los goleadores en la Copa Libertadores 2011, en la que el sueño de ser campeón quedó truncado por la discreta actuación de Paulo Garcés en los cuartos de final ante Peñarol.
Después de la eliminación en que el argentino se vio frustrado en el estadio Centenario de Montevideo y llegó a desquitarse con la puerta del camarín. Pero hoy está viviendo una doble revancha: contra el club que no le dio posibilidades y contra la Copa que se le escapó en el 2011 para el olvido de Universidad Católica.
Tras caer en cuartos de final con la UC y perder la final contra Universidad de Chile, Pratto partió al Genoa y tras un largo peregrinar por el mundo, arribó a comienzos de 2018 a River Plate, convirtiéndose en el jugador comprado más caro de la historia del Millonario por 10,8 millones de dólares más incentivos.
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Siete años más tarde de vivir el sueño continental, vuelve a convertirse en héroe y anotó el primer gol de la Banda Sangre en la final de ida de la Copa Libertadores, y forzando el autogol de Carlos Izquierdoz que le volvería a dar el empate parcial a River Plate.
Mostrando toda la calidad que lo hizo llegar al Millonario, Pratto consiguió silenciar La Bombonera, y volvió a ilusionar a Maguila con alcanzar a la “Novia de América”, como viene soñando desde hace largos siete años.
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Foto: Jam Media/Agencia Uno