Neymar había hecho una jugada espectacular. Hizo una pared con Rodrygo. Luego tiró otra con Lucas Paquetá. Por si eso fuera poco, aguantó el desplazamiento de Borna Sosa. Y eludió al muro Dominik Livakovic con una calma absoluta, aunque el meta balcánico no quiso arriesgarse mucho a bajar al crack del Paris Saint-Germain, que metió la pelota en el ángulo y puso en ventaja a Brasil.
Pero eso no sirvió de nada, pues Croacia empató en el tiempo extra con un gol de Bruno Petkovic. Y luego, en la tanda de penales el actual campeón del mundo superó por 4-2 al Scratch en una serie que volvió a tener al meta del Dínamo Zagreb como figura, tal como había hecho ante Japón en los octavos de final.
El “10” de la Canarinha no alcanzó siquiera a patear, pues dos de sus compañeros fallaron sus tiros. Eso, cómo no, le generó una profunda decepción. Es más, primero fue Raphinha el que intentó contener al delantero de 30 años que surgió de las divisiones inferiores del Santos. Luego lo intentó Dani Alves.
Todo esto ante la mirada muy atenta de un niño pequeño que deambulaba por el césped del estadio Education City de Al-Rayyan. Lucía la camiseta de Croacia con el número “4”, el de su padre Ivan Perišić. Era Leo, el pequeño hijo del volante del Tottenham Hotspur de Inglaterra, quien fue compañero de Alexis Sánchez y de Arturo Vidal en el Inter de Milán.
Por cierto, Neymar le dio un cariñoso abrazo al niño, quien causó una ternura muy grande por la actitud que tuvo luego de ver a su papá participar de la eliminación de Croacia a la escuadra de Tite, una de las máximas favoritas a alzar el trofeo. Luego de ese pequeño contacto con quien seguramente es su ídolo, el infante croata se dio media vuelta y trotó hacia donde estaban sus alegres compatriotas. ¡Y sacó aplausos por tener tiempo para dejarle un abrazo a quien tanto sufrió por un golpe del fútbol!
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