Después de casi seis meses de exilio, Marcelo Díaz volvió sorpresivamente a la titularidad en Libertad de Paraguay, pero sin buenas noticias. El conjunto gumarelo cayó 1-0 ante Caracas en Venezuela, por la cuarta fecha del Grupo B de la Copa Libertadores de América.

El cuadro guaraní desaprovechó la posibilidad de clasificar anticipadamente, triunfo mediante en el estadio Olímpico de la UCV. Tras la resistencia inicial de un equipo alternativo, Samson Akinyoola rompió el cero en el marcador y timbró la primera victoria del conjunto avileño (51').

El elenco de Daniel Garnero no encontró demasiadas respuestas pese a que el técnico hizo los cinco cambios reglamentarios (Carepato fue sustituido al minuto 85) y encendió la lucha de una serie que sumó además la expresiva goleada de The Strongest sobre Athletico Paranaense en La Paz (5-0).

De esta manera, Libertad se mantiene el tope de la serie con siete puntos, seguido por Caracas y The Strongest con cinco y un muy en deuda elenco brasileño, en el último lugar con cuatro unidades.

Eduardo Vargas, lesionado
 

Las malas noticias para los chilenos no llegan de a una. Y es que así como Marcelo Díaz no pudo celebrar en su regreso a las canchas, Eduardo Vargas salió lesionado en la victoria de Atlético Mineiro sobre sus vecinos de América Mineiro (2-1) en el estadio Independencia de Belo Horizonte.

El delantero chileno se llevó la mano a la parte posterior del muslo derecho cuando lideraba un contraataque, y tuvo que abandonar la cancha al minuto 28, poniendo la cuota de preocupación para el equipo que comanda el argentino Antonio Mohamed.

El triunfo del Galo se concretó con goles de Guilherme Arana (13'), Nacho Fernández (37') y el descuento de Germán Conti (39'); y dejó al equipo de Turboman al tope del Grupo D y con un pie y medio en octavos de final de la Copa LIbertadores.

La jornada de los chilenos por el continente se coronó con Eugenio Mena, que ingresó al minuto 75 de la complicada victoria que timbró Racing Club en su visita a Cuiabá (2-1), por el Grupo B de la Copa Sudamericana, duelo marcado por los episodios violentos, amparados por el árbitro venezolano Guillermo Guerrero.