Diego Maradona vivió de todo este fin de semana. Después de muchísimos años y recados a través de abogados y redes sociales, se reencontró con Claudia Villafañe, su ex esposa, y con sus hijas, Dalma y Gianinna.
Revitalizado, el 10 dirigió a Gimnasia ante un rival directo por la lucha por no descender, Centra Córdoba, y consiguió el primer triunfo del Lobo en su cancha después de mucho sufrimiento. Hasta se cayó lamentando un gol que no fue.
Tras el encuentro, el astro se abrazo llorando con Benjamín Agüero, su nieto, y se fundió en un abrazo con Gianinna como antaño.
Hasta las lágrimas, dio sus primeras palabras. “Los muchachos estaban convencidos que en el segundo tiempo lo daban vuelta. Por eso prendí un habano, estaba tranquilo. Sabía que estos pibes trabajan de verdad, no vinimos de verano a conocer La Plata, vinimos a conocer y a trabajar en Estancia Chica y nada más. ¡Rompimos el maleficio en esta HDP de cancha! Hay que empezar la pretemporada ahora. ¡Gimnasia tiene que ser grande, grande, grande!”, lanzó extasiado.
Ya más tranquilo, aseguró que su permanencia depende de la continuidad del presidente, Gabriel Pellegrino, en las elecciones del próximo sábado.
“Me quedo sólo si Pellegrino gana las elecciones. Es contundente. Yo no traicionó, yo no soy inglés. Otros sí lo hacen y están enfrente”, disparó en su estilo.