La historia del delantero español de 25 años, Jorge de Frutos merece ser contada. Actualmente el jugador se encuentra en proceso de recuperación tras operarse una dolencia en el ligamento lisfranc del pie derecho, hecho que lo tendrá fuera de las canchas hasta el fin de la temporada europea.
De Frutos es una denlas figuras del Levante tras llegar al club en agosto de 2020 proveniente del Real Madrid. El atacante partió en el Rayo Majadahonda para llegar a los merengues, siendo parte de la filial Castilla. Posteriormente pasó a préstamo al Real Valladolid y Rayo Vallecano, para fichar por cinco años en el Levante.
Nada sorprendente hasta ahí, pero lo llamativo es que Jorge de Frutos nació en una localidad llamada Navares de Enmedio, en la provincia de Segovia. Hasta 2021 el pueblo tenía un total de 92 habitantes, con una densidad de 3,74 personas por kilómetro cuadrado. Para hacerse una idea, la densidad de Santiago en 2017 era de 8.497 habitantes por km².
“Cuando entré a la Ciudad Deportiva del Madrid era más grande que mi pueblo. Estar en la cantera del mejor equipo del mundo no tiene precio”, contó De Frutos a Movistar+ por su experiencia de pasar por los merengues para posteriormente llegar a la Primera División española, tras una infancia lejos de la gran ciudad.
Agregó que “yo corría y sabía hacer lo que había aprendido en el frontón de mi pueblo. Los conceptos básicos del fútbol base no los había aprendido. Me costó adaptarme pero lo conseguí”.
“Ayudaba a mi madre en el bar preparando un ‘aperitivillo’, con algo de panceta y de chorizo, e iba a la nave a darle de comer a los cerdos y a limpiar sus excrementos. A lo que me pedían iba un poco a regañadientes pero lo hacía. Éramos pocos niños los que jugábamos al fútbol. Teníamos dos piedras como palos y más adelante pusieron porterías. No había equipos federados. Lo más cercano para jugar era Sepúlveda, en cadetes. No había niños para empezar a jugar antes. Empecé muy tarde a jugar al fútbol… a los 15 años”, sentenció.