En México, específicamente en el entorno del América, está la grande tras una sincera revelación del ex mediocampista chileno, Carlos Reinoso. El otrora jugador y ex entrenador de Las Águilas contó que la historia puso ser muy distinta, pues él no quería jugar en el club del que hoy es ídolo máximo.
Reinoso debutó en Audax Italiano en 1964 y el 70 partió al América. Sin embargo, su deseo no era el fútbol azteca, sino jugar en el Santos con Pelé.
“Yo no quería jugar en el América, me quería ir en cuanto llegué. Yo quería jugar en el Santos con Pelé porque me querían comprar en esa época. Se salía muy poco del país al futbol extranjero, Europa estaba cerrado para nosotros y en Sudamérica si no ibas a River, Boca, Peñarol o alguno grande de Brasil, te decían que para qué salías”, dijo Reinoso.
El chileno agregó que “iba a jugar en el Santos de Brasil con Pelé, jugamos un pentagonal y le ganamos 4-3 precisamente a Santos en un partidazo, yo hice un gol muy bonito de último minuto. Justo el América fue a ese torneo y así fue como llegué aquí, pero yo no quería estar en México, mi sueño era estar con Pelé”.
Por otro lado, el otrora volante compartió su molestia por las comparaciones entre el fútbol moderno y el de antes. Reinoso sale al paso de los que dicen que el balompié de antaño era lento.
“Me molesta cuando hablan de ‘aquellas épocas’ y nos pintan como unos lentos, me da mucho coraje. Nosotros sí jugábamos con unos huevotes, nos peleábamos, ahora si hay una bronca te demandan todos, el gobierno, asociaciones y todos. Lo de ahora ya es muy fácil, el fútbol de antes era en serio, yo tengo 18 operaciones de patadas, nos madreábamos. Terminaba el juego y quedabas de verte en los vestidores para pelearte, hasta con los compañeros en los vestidores”, expuso el compatriota que en marzo cumplirá 77 años.
Carlos Reinoso sentencia que “el fútbol ahora les da todas las facilidades del mundo. Yo recuerdo que hacíamos 13 horas de viaje de Coapa a Torreón en autobús, imagina ese viaje. Ahora viajan en primera en avión con todas las comodidades, es una bendición”.