Argentina rompió su maleficio y exorcizó a muchos de sus demonios para llevarse el título de la Copa América al imponerse 1-0 sobre Brasil en la final disputada en el mítico estadio de Maracaná para poner fin a 28 años sin levantar una copa y también significó la ansiada consagración de Lionel Messi con su selección.
La final estuvo lejos de ser un espectáculo y, por el contrario, fue enredada y con una gran cantidad de faltas pero eso parecía convenirle a la Albiceleste que al minuto 22 sacó provecho de un hermoso pase largo de Rodrigo de Paul a Ángel di María, quien soledad desde la derecha resolvió con una distinguida definición por encima de Ederson.
El resto del primer tiempo le salió a la perfección a Lionel Scaloni, quien mantuvo a raya a la Canarinha que poco peligro pudo generar en el arco de Emiliano Martínez. En cuanto a las grandes figuras de la cancha, ni Neymar ni Messi pudieron brillar como se les esperaba, neutralizados por sus rivales.
Para el complemento la dinámica fue distinta como se ponía prever con los anfitriones volcados al ataque y en los primeros minutos tuvieron las más claras para conseguir la igualdad con Richarlison. Un gol bien anulado por fuera de juego y un paradón de Dibu le impidieron celebrar al jugador del Everton.
Mientras más se acercaba el final del encuentro, ambos equipos entraron en la zona del desespero pero Argentina resistió de manera heroica frente a Brasil que los arrinconó por muchísimo rato e incluso tuvo en un par de ocasiones para sentenciar pero la puntería les falló de manera increíble.
Para los transandinos se acabó la mala racha y tras 28 años volvieron a celebrar un título con su selección mayor. Lionel Messi, de una extraordinaria Copa América, se empieza a quitar una carga enorme en su carrera y la misma competición que lo frustró tantas veces le da una de sus mayores alegrías.