Pamela Caneo (30) y Daniela Kramm (30) ambas peluqueras, como le sucedió a otras mujeres, fueron fuertemente afectadas por la pandemia. Tenían una sala de manicure en el living de una casa y así realizaron su trabajo por dos años. 

En ese momento, Pame era la única que estaba trabajando, por lo que cansadas por el poco espacio para la vida personal, comenzaron a buscar un local: "creo que la casa me encontró. La fui a ver la misma tarde que llamé a la corredora y me enamoré pese al deterioro que tenía. Es una casa que fácilmente debe tener 200 años", contó Daniela. 

"Nos conseguimos un crédito y partimos con la remodelación. Tres maestros trabajaron un mes completo y yo me encargué de la decoración, mientras que Pame seguía pintando uñas. En un fin de semana hicimos la mudanza, contratamos a una manicurista sin experiencia y se le hicieron capacitaciones", añadió Dani.

Con el tiempo contrataron a más manicuristas, ya que tenían mucha demanda y poco a poco fueron incorporando más servicios y más trabajadoras. En relación al espacio, comenzaron sin nombre. Luego pintaron la casa rosada y esa era la referencia cuando hablaban con las clientas. "Funcionaba, nadie se perdía, así que mandamos a hacer el letrero: Casa Rosada".

Como había mucho espacio, tomaron la idea de Barrio Italia, un lugar que reúne distintas tiendas y emprendimientos y abrieron la Casa para mostrar el trabajo de mujeres emprendedoras que no pueden pagar un arriendo de local comercial, o por los hijos y labores del hogar no pueden atender público. 

"Hace tres semanas abrimos peluquería y ha sido todo un éxito. A diario sentimos el cariño de las mujeres del Valle y verlas salir felices es nuestro motor para seguir creciendo, porque pucha que es agotador ser independiente", confesó una de las creadoras de la Casa Rosada que está ubicada en Toromazote 1502, esquina San Martín en la ciudad de San Felipe.