Chile empató sin goles ante Perú en el inicio del periplo en Copa América 2024. El cuadro de Ricardo Gareca fue simplemente una decepción y no jugó cómo venía demostrando en los amistosos previos. Parece que por los puntos, la cosa sigue sin funcionar. Este es el uno a uno de la Roja:
Claudio Bravo (6): cuando probaron los peruanos, se encontraron con un buen portero chileno. Atento en las salidas y en los achiques, da seguridad bajo los palos y se nota que la falta de fútbol no ha sido el factor más importante en su desempeño. Quizás, manifestó ciertas dudas cuando tuvo que salir a cortar centros o pelotas aéreas. Por ejemplo, no quiso salir por el balón en una jugada en la que Lapadula se dio vuelta y terminó enviando una volea por encima de la portería. Sus reflejos fueron fundamentales para mantener el arco en cero, cuando el mismo Lapadula remató al arco con una volea a los 79’. La pelota iba con veneno.
Igor Lichnovsky (5,2): estuvo bien en el juego aéreo y no tan bien en la salida. Fue un aporte en algunos momentos decisivos, pero sigue en duda la buena comunicación con Paulo Díaz, su pareja en la retaguardia. Algunos de los errores defensivos de la Roja pasaron por el mal entendimiento de los jugadores en la zaga, quienes muchas veces parecieron molestarse más que ser un complemento.
Paulo Díaz (5,2): estuvo correcto en las marcas y un poco débil en el juego aéreo. No tuvo grandes problemas en la marca directa a los delanteros peruanos, pero sí cometió ciertos errores. Las chambonadas abundaron en el fondo chileno y no parecía haber una voz de mando que ordenase las cosas.
Mauricio Isla (5,5): no hubo una actuación descollante del ex Independiente, pero sí se puede sumar al puñado de jugadores chilenos que se pueden rescatar. Isla le pidió en varias ocasiones a sus compañeros bajar a buscar la pelota en las salidas y, pese a no entenderse bien con Pulgar, logró hilar un par de jugadas con los de más adelante. Dentro de la mediocridad de este viernes, se le puede tirar un pedacito de madera, para que no se ahogue con el resto.
Gabriel Suazo (5,5): se disparó por el lado derecho y subió en par de ocasiones. Se le vio más recatado en ataque, quizás por la manera que tiene el equipo de Gareca de ocupar las bandas en ofensiva. Sin embargo, fue de los que trancó y puso pie firme en defensa, sin tampoco ser un rayito de sol en la oscuridad por la que pasó la Roja todo el encuentro.
Marcelino Núñez (3): incluso decir que lo que mostró Marcelino fue poco, es poco. Suena raro, pero extraño fue también su juego. Poco preciso, poco ágil y sin ideas. Parecía que la pelota le incomodaba en los pies. ¿Habrá sido el pasto, el recinto o simplemente un mal día del volante? Lo cierto es que de todas las veces que el balón pasó por sus pies, pocas fueron las que terminaron en una jugada bien ideada. Mal, pésimo y bajísimo. Pero, sabemos que un mal día debería tenerlo cualquiera.
Erick Pulgar (3): quizás uno de los partidos más bajos de Erick Pulgar en la selección. No supo ser el hombre ni de salida, ni de corte. No se encontró con sus compañeros y falló pases increíbles, a una distancia cercana. A ratos no se podía entender que jugase en un fútbol tan exigente como el brasileño. Fue de mal en peor y la salida de Diego Valdés solamente hizo resaltar más la poca fineza en sus pies.
Alexis Sánchez (5,8): difícil evaluar mal el partido de Alexis Sánchez, más allá de que no haya sido una actuación descollante. No fue su mejor tarde, pero aún así estuvo entre los buenos jugadores de la Roja. Claro que hubo poco para rescatar. No obstante, Alexis se las arregló creando un poco de fútbol, con pelotas profundas y ciertos regates logrados. Ese ímpetu le jugó una mala pasada a los 15’, cuando recibió un centro rasante de Víctor Dávila y definió apresurado, mandándola por arriba de la portería de Gallese. Otra característica del partido del Maravilla: su frustración. Se peleó con el árbitro, con sus compañeros y se enojó hasta consigo mismo. Las malas pulgas le jugaron tal mala pasada que, a los 79’, se ganó una cartulina amarilla.
Víctor Dávila (5,2): comenzó bien en los primeros minutos, pero se fue diluyendo. Poco efectivo en los pases y sin el olfato que lo caracterizó en el amistoso contra Paraguay. Dio un buen pase a Alexis Sánchez, en los primeros minutos del encuentro, pero el Niño Maravilla la tiró a cualquier parte. Dávila pareció incómodo y no logró tener buena comunicación con sus compañeros.
Diego Valdés (5,2): el fútbol no se tranformó en peligro en sus pies. No fue el engranaje que debía unir las salidas de Chile con la delantera. En un partido con pocas llegadas y sin un control de pelota claro por parte de la Roja, Valdés tuvo una presencia fantasmagórica. Además, sufrió con el juego brusco de los peruanos, quienes no dejaron que la maquinita propuesta por el Tigre pudiese funcionar.
Eduardo Vargas (4,5): flojito partido de Edu. No fue un referente en ofensiva y no se entendió con los que venían detrás de él. De hecho, la falta de entendimiento lo llevó a encararse con Alexis Sánchez en pleno partido, en una imagen que demostró que las cosas no estaban funcionando en el colectivo chileno.
Darío Osorio (5,2): entró por Diego Valdés a los 46’. Si bien hilvanó ciertas jugadas de fútbol, se esperaba mucho más de él. Fue un poco el ejemplo de que incluso un jugador de su talento y de buen momento puede encontrarse incómodo en una cancha. Porque, finalmente, eso es lo que más queda como imagen para quienes vimos a la distancia el duelo de Chile. Es como si algo en el ambiente o en la propia cancha estuviese mal y no permitiese el desarrollo del buen juego, incluso para aquellos que tienen buen toque.
Ben Brereton (5,5): entró por Eduardo Vargas a los 65’. Al principio parecía demasiado ansioso por juntarse con sus compañeros, pero poco a poco le fue tomando la mano al partido y terminó siendo uno de los mejores de Chile en la cancha. Armó una jugada interesante a los 85’, que terminó cabeceando, aunue enviando por encima del travesaño. En un partido apretado y de pocas luces, pareció tener ciertas soluciones, aunque sigue actuando como en otro ritmo, con otro pensamiento de juego distinto.
Marcos Bolados (5,2): entró a los 65’ por Víctor Dávila. Hizo lo que pudo por el lado izquierdo. Tuvo una jugada en la que, en vez de enviar un centro al área, terminó dando un pase rasante hacia atrás y no terminó en nada. No se le puede culpar de nada, ya que a su entrada, su sector no fue de grandes fallas, aunque tampoco la Roja atacó mucho por ahí. Alternó la banda con Ben y a ratos ese juego se entendió bien, pero no fue suficiente. Nada lo fue este viernes.