El fútbol es el deporte más popular en nuestro país y miles de niños sueñan con llegar a ser profesionales. Sin embargo, dos familias denuncian que Cobresal está impidiendo este anhelo por una millonaria cifra.
Con el paso de los años y en los tiempos donde todo gira entorno al dinero, muchas veces se olvida que el fútbol sigue siendo un juego y que los niños, solo quieren correr detrás de una pelota. Dos menores se están viendo afectados por una cuestionable acción de los Mineros.
“Los niños no son negocios”
Elian Luengo y Benjamín Valdés son dos menores de 11 años que gracias a sus grandes condiciones, llegaron a Cobresal para jugar en sus divisiones menores. ¿El problema? Es que ellos son de Maipú y La Granja, respectivamente, y los entrenamientos de los Mineros son en Puente Alto, algo que comenzó a afectar en su rendimiento escolar.
“El trayecto superaba las 2 horas de viaje. Teníamos que retirarlos del colegio muy temprano, solo para que pudieran almorzar con algo de calma antes de correr nuevamente a entrenar. Muchas veces andábamos contra el tiempo, corriendo, estresados, afectando su rutina diaria, su energía y su ánimo”, explicaron los padres en un comunicado.
Por esta razón, decidieron sacar a los niños de Cobresal. Fue ahí donde surgió Palestino, club que tiene instalaciones más cercanas a sus comunas y con horarios que se acomodan mejor a los colegios de los menores. Sin embargo, ahí comenzaron los problemas: el equipo de El Salvador pidió 4.000 dólares para dejar que Elian y Benjamín se fueran.
“Llevamos más de tres meses esperando que Cobresal libere su pase. Palestino ha hecho varias ofertas formales, pero Cobresal no ha aceptado ninguna. ¿Por qué? ¿Qué tanto quieren ganar con el pase de un niño de 11 años?“, detallaron con molestia sus padres.
Ambos menores ahora no quieren volver a Cobresal por estos problemas, y tampoco pueden unirse a un nuevo club debido a que los Mineros no los quieren dejar en libertad. El tema ha ido escalando e incluso, la diputada Marisela Santibáñez pidió por la liberación del pase de ambos niños.

Pese a la grave denuncia, desde Cobresal no se han referido al tema. Mientras esto sucede, Elian Luengo y Benjamín Valdés no pueden hacer lo que más aman: correr detrás de una pelota. “Los niños no son negocios. Tienen sueños, tienen dignidad y tienen derechos”, cerraron las familias afectadas.