Un hecho que empañó el partido por la promoción en la temporada pasada, que disputó la Universidad de Concepción y Colo Colo, fue una amenaza de muerte que recibió la familia de un jugador del “Campanil”
El que lamentablemente tuvo que pasar por esto fue Alejandro Camargo, quien actualmente está en Deportes Melipilla, pero que relataque no han podido olvidar junto a sus seres queridos: “Fue un caso que me costó sacármelo de encima”, cuenta en conversación con La Tercera.
“Me enteré cuando terminó el partido, porque mi señora no me quería preocupar antes. La amenaza fue antes del partido, el día anterior, y mi señora se la bancó toda la noche y me lo dijo después del partido. Le mandaron vía redes sociales una foto con un arma, amenazándola con que si ganábamos iba a tener un agujero en la cabeza uno de los tres de mi familia, que eran mi señora y mis dos hijos. Sabían todo. No está bueno, nos pasó a nosotros. Ojalá que no le pase a nadie más. No está bueno jugar con eso. No es lindo recibir esas amenazas y menos no poder hacer nada. Fueron los carabineros, pero fue una situación fea“, detalla el jugador de Melipilla.
Si bien el partido se jugó en Talca, la familia de Camargo estaba en Concepción, pero de igual forma no quisieron decirle nada para no sacarlo del partido. Algo que, tras enterarse, le daba vuelta en la cabeza al jugador, quien ya venía con la carga del descenso.
“No sé si irme de Chile, pero sí hubo mucha impotencia. Le decía que por qué no me lo decían a mí y sí a ella, que no tenía nada que ver. También le dije que por qué no me lo dijo antes. No estábamos tan lejos. Fue mucha impotencia. Tenía mucha bronca por lo que había pasado en el partido, después por eso“, cuenta Camargo.
En ese sentido, el propio jugador cuenta que los actos realizados después quedaron en nada, porque no se pudo llegar a los responsables y que es algo que espera no se vuelva a repetir.
“Hicimos la denuncia, pero no pasó nada. Lo hicieron desde una cuenta que después cerraron. Fueron cagones. No está bueno hacer eso y, aparte, no dar la cara. Lo bueno es que no pasó nada. Y que ojalá que no pase con ningún colega”, finaliza.