Un día especial vivió el equipo de Deportes en Agricultura, porque el periodista Eugenio Salinas, también conocido como ‘Keno trotamundos’, celebra este 9 de diciembre un nuevo año de vida.

En ese sentido, al ser consultado por sus compañeros de equipo si tiene alguna anécdota que pueda compartir con los auditores, por todos los viajes que ha realizado por el mundo, reveló una inédita aventura con Patricio Yáñez en Sudáfrica.

Estábamos con el Pato y dijimos salgamos de noche, salgamos a conocer cómo se divierte la gente acá. Le preguntamos a las chicas del hotel dónde podíamos salir de noche. De repente, llegamos a un lugar que parecía un galpón, estilo ramada, y nos dimos cuenta de que éramos los únicos blancos”, parte relatando.

Keno Salinas

El periodista ha viajado por diversas partes del mundo siguiendo la actualidad deportiva de los chilenos.

Todo el mundo nos miraba y empezaron a partirse algunas botellas. Con el Pato nos miramos y dijimos: ‘¿quieres salir en la portada de Las Últimas Noticias mañana flotando en cualquier lado o nos vamos?’ Así que arrancamos. Como dicen: soldado que arranca sirve para otra batalla”, agregó.

Se unió a la historia Patricio Yáñez, quien complementó que “nos hicimos los lesos, porque la gente que nos llevaba del hotel nos recomendó que saliéramos de manera tranquila, haciéndonos los giles. Así que logramos salir por una puerta trasera, subirnos al auto y arrancar”.

Patricio Yáñez

Pato Yáñez lleva varios años trabajando en los medios de comunicación comentando sobre la actualidad deportiva.

Pero eso no fue todo, porque Keno Salinas contó otra historia, pero en esta ocasión destacando la diferencia de la cultura en Japón con otros países del mundo.

“El celular se me ha perdido como cinco veces, por lo menos, varios computadores, me han robado cámaras, equipos completos, incluso la billetera, pero esta una vez me la devolvieron”, parte mencionando.

“Recuerdo que me pongo mi billetera en el bolsillo de adelante, lo que uno hace siempre, en el cambio de tren no me doy cuenta y cuando vamos llegando al hotel de Hirono (Japón) me percato de que no está”, afirma.

“Me devuelvo 100 kilómetros en tren buscando la billetera hasta que aparece en una estación en la que hicimos conexión. Estaba en la esquina de un escritorio y un señor me apunta si era mía, porque nadie me entendía. Aparece con las dos manos, me la entrega con los 800 dólares en efectivo, la tarjeta de crédito. Estaba todo, increíble. Además, debo destacar que la persona que la encontró fue la que realiza el aseo en los vagones. Simplemente, otra cultura”, sentenció.