La historia de André Onana, el nuevo arquero del Inter de Milán, es bastante conocida. Llegó a Barcelona a través de la academia de fútbol de Samuel Eto'o, que lo detectó en su natal Camerún, y estuvo cinco años en La Masía, la factoría del cuadro azulgrana. Pero Antoni Zubizarreta no le vio pasta para el Barça y en 2015 se fue por nuevas aventuras.

El golero africano ganó la Champions League juvenil con Barcelona y ahí lo anotó Marc Overmars, que se lo llevó al Ajax de Países Bajos. Se quedó rápidamente con la titularidad, celebró tres ligas y fue semifinalista de Champions League. Pero un dóping positivo lo dejó nueve meses fuera de carrera y su contrato con el cuadro tulipán expiró.

Con el pase en sus guantes, Onana recibió decenas de llamados. Pero al final eligió el Inter y nada menos que gracias a un chileno. Se trata de Alexis Sánchez, quien jugó en el conjunto lombardo hasta la temporada pasada y antes de irse dejó su bendición para el camerunés, con el que se encontró en un restaurante el Barcelona.

Segun La Gazzetta dello Sport, el arquero "se fijó en que Alexis estaba comiendo en la mesa del lado" y las negociaciones avanzaron rápido después de "esos consejos chilenos" que fueron "decisivos para la resolución definitiva". Una intervención del Niño Maravilla que tiene especial importancia para el presente de la escuadra de Simone Inzaghi.

Es que el técnico del Inter no estaba conforme con el accionar de Samir Handanovic, que lleva diez años como capitán nerazzurro. Después de la derrota ante la Roma, puso al africano de titular en el triunfo sobre Barcelona por Champions (1-0), el martes pasado, y luego lo respaldó en la victoria ante Sassuolo como visitante (2-1), el sábado.

Por esto, parece zanjado que Onana volverá a atajar ante Barcelona, pero ahora en Camp Nou, en un duelo trascendental por la cuarta fecha de la Champions League este miércoles. Un desafío en que el jovenzuelo se pondrá a prueba ante quienes le cerraron la puerta hace una década, y donde Alexis ha tenido bastante que decir.