El inicio del receso del fútbol europeo en marzo dejó en compás de espera la resolución de la llave de octavos de final de Champions League entre Barcelona y Napoli, encuentro cuya revancha recién se disputará el próximo sábado 8 de agosto, en Camp Nou.

El ganador del encuentro avanzará directamente al Final Eight, que enfrentará en Lisboa a los ocho mejores de Europa en la inédita definición de un nuevo monarca para la Liga de Campeones, en tiempos de pandemia.

Y aunque cuenta con el favoritismo, en Barcelona están complicados. Las bajas en la defensa y el mediocampo tienen a Quique Setién con un gran signo de interrogación de cara al choque con el campeón de la Copa Italia.

Una de las incógnitas es quién reemplazará a Arturo Vidal, suspendido luego de ser expulsado en el 1-1 de Stadio San Paolo; así a Sergio Busquets, por acumulación de tarjetas amarillas. Tampoco estará Arthur, declarado en rebeldía tras su traspaso a la Juventus.

De esta manera, Setién tendrá que mover la banca para amoldar a hombres como Iván Rakitic, Sergi Roberto o Riqui Puig para enfrentar a los napolitanos, una fórmula que en cancha nunca se ha visto hasta la actualidad.

Drama similar vive la defensa. Gerard Piqué es el único que está en forma, ya que los franceses Clement Lenglet y Samuel Umtiti arrastran molestias físicas desde el cierre de La Liga. El joven Ronald Araújo es carta de emergencia, aunque también tiene complicaciones.

Barcelona se enfrenta al que puede ser el último partido de su temporada o el pasaporte a una definición ante un rival que seguramente será Bayern Múnich, que jugará en casa la revancha con el aval de la victoria por 3-0 sobre Chelsea en Londres.