Un clásico del verano en este lado del mundo es el Australian Open, que además de traer partidos notables, genera muchas críticas, principalmente por el hecho que muchos juegos se disputan en plena luz del día y con altísimas temperaturas.
Por ello, es muy habitual que los tenistas tengan que recibir en cancha atención médica producto de los calambres provocados por el factor climáticos, pero lo que se vio esta madrugada (en Chile), dejó con una gran preocupación a jugadores y fanáticos.
Ocurrió en el duelo por la tercera ronda del Abierto de Australia, donde el francés Corentin Moutet, al que se conoce por ser “enemigo” de Nicolás Jarry durante el 2024, enfrentaba al estadounidense Learner Tien, donde perdió por 7-6, 6-3 y 6-3. Aunque el marcador fue lo de menos.
ver también
El inusual comportamiento de Novak Djokovic en el Australian Open que sorprendió al público
“Enemigo” de Jarry asusta a todos en Australian Open
Fue durante uno de sus servicios cuando tras ejecutarlo, cayó desplomado a la cancha del Melbourne Park, lo que asustó al público presente, al juez de silla y a su rival. El hecho obligó a que personal médico del torneo ingrese rápidamente para ver su situación.
Si bien pudo volver a jugar, e incluso terminar el duelo ante Tien, obviamente todos quedaron preocupados por lo que ocurrió. Para colmo, tras el match, Moutet reveló que en los camarines del Melbourne Park vivió una situación similar.
“No sé qué pasó. Estaba en la ducha y me desperté en el suelo. Todo estaba negro, no podía ver. Fue inesperado porque me sentí bien durante todo el día, sin mucho dolor. Me había recuperado bien de mis partidos anteriores. Tengo un agujero de 15 minutos donde no sé lo que pasó“, afirmó el francés.
Moutet landed wrongly on his leg and picked up an injury. The play continues though.
¿Qué destaca en la jornada sabatina?
Para la noche de este 18 de enero y madrugada del domingo 19, se podrá ver en acción, por ejemplo, al español Carlos Alcaraz enfrentar al británico Scott Draper, o al alemán Alexander Zverev, quien se mide al galo Ugo Humbert.
COMENTARIOS