Cristián Álvarez es un auténtico emblema para la Universidad Católica. Infaltable en cuanta nómina histórica del cuadro de la precordillera se trata, su coraje al defender la camiseta fue la marca personal grabada a fuego en los hinchas.
El otora capitán de los Cruzados mantiene una fuerte ligazón con el club de sus amores, ahora desde otra vereda.“Estoy trabajando en Universidad Católica, soy secretario técnico y también estoy estudiando y viendo mis negocios”, cuenta Álvarez desde su hogar.
El Huaso, como es conocido, recordó junto a Deportivo Escolar los momentos que marcaron su trayectoria deportiva, y que comenzó en el colegio, entre Curicó y la capital.
“La básica la hice en el Colegio 21 y primero y segundo medio en el Liceo. Mientras que 3 y 4 medio fue en el Liceo Amanda Labarca”,señala Álvarez a Deportivo Escolar.
Al mismo tiempo, el Huaso recuerda que“no me iba tan mal pero tampoco me iba tan bien. Yo viajaba 2 a 3 veces a la semana a Santiago a entrenar, de tanto viaje tuve que dejar los estudios de lado, pero egresé de forma normal y con promedio regular”.
Pero entre medio encontró la pasión por el deporte, y que no fue solamente el fútbol.“Siempre me gustó el fútbol, aunque igual hice otros deportes; Jugué básquetbol, hice gimnasia, tenis, pero todo de a poco. Siempre es bueno que los niños tengan habilidades en otros deportes, porque la coordinación sirve para todo”, comenta Álvarez.
“Cuando quieres tanto a un deporte no lo sientes como sacrificio, ir a entrenar todos los días, con lluvia, calor y estar cansado. Hay que querer mucho y amar demasiado lo que haces”
Aunque, de todas formas, asume que la inclinación por el fútbol viene de parte de su familia. “Mi papá fue futbolista, jugó en Colo Colo y en muchos equipos. Entonces por ahí hay una tradición familiar que me fue haciendo futbolista desde muy niño“, analizó el exfutbolista a Deportivo Escolar.
Por eso, considera que el correcto apoyo familiar es fundamental y valioso para el desarrollo de los deportistas escolares. “Sin el apoyo de la familia desde que el niño nace, desde la leche que le da la mamá, hasta acompañarlo en el entrenamiento y todo eso. O sea, para mi todo eso es fundamental, que si un niño va a ser deportista, la familia entera se tiene que hacer cargo de la alimentación y sus descansos”, relata Álvarez.
Y es que el afecto de su familia, es el mismo cariño que le dio al equipo que lo vio como un referente. y que el amor por el deporte es lo que espera de cualquier escolar. “Deben encontrar el deporte que les gusta, después tienen que amar ese deporte, porque solamente eso te lleva a ser muy disciplinado. Cuando quieres tanto a un deporte no lo sientes como sacrificio, ir a entrenar todos los días, con lluvia, calor y estar cansado. Hay que querer mucho y amar demasiado lo que haces”.