Corría el año 2006 y la Interpol tenía en su lista de los más buscado al empresario chileno Carlos Cardoen Cornejo. Ese mismo año el bufete de abogados Arias, Fábrega & Fábrega (ARIFA), una de las compañías leguleyas más connotadas en el mercado offshore de Panamá, de la cual era cliente el magnate, encendió las alarmas y decidió poner fin a la relación, notificando por medio de una carta que “por motivos del giro de la empresa” no seguirían vinculados a Cardoen.
Esto debido a que en marzo de dicho año en ARIFA habrían tomado “conocimiento de que Empresas Cardoen se dedica o se dedicaba a la producción y venta de armamento bélico”. El escrito hacía relación a la orden de captura de la Interpol, interpuesta luego que Estados Unidos lo acusara de exportar circonio ilegalmente, el cual habría utilizado para confeccionar armamento que más tarde comercializó con el régimen iraquí de Saddam Hussein.
Según la investigación periodística de CIPER y LaBot, se revela que la relación entre Cardoen y ARIFA se remonta a 1985, cuando el empresario solicitó los servicios para constituir la empresa Farkit Trading Corporation. En aquellos años, el empresario comercializaba armamento a distintos territorios, incluyendo la dictadura cívico – militar chilena de Augusto Pinochet e Irak; todo esto en pleno conocimiento de la legislatura estadounidense.
Sin embargo, cuando Irak invadió Kuwait en 1990, la situación de Cardoen cambió radicalmente y más tarde fue procesado en Miami en 1993, siendo acusado de exportar circonio desde Estados Unidos para fabricar bombas de racimo que más tarde serían comercializadas a Irak.
En marzo del 2006, cuando ARIFA se dio cuenta del negocio, decidió poner fin a la relación, sin embargo, más tarde se arrepentirían de la medida, luego de recibir un correo desde Empresas Cardoen, donde se detallaba la situación legal en Estados Unidos y se señalaba que la empresa que representaba al magnate en la disputa legal, tenía entre sus socios al entonces Ministro de Justicia, Isidro Solís. Relación que sería descartada tanto por el extitular de Justicia del primer Gobierno de Bachelet como por Empresas Cardoen.
Luego que la firma de abogados decidiera mantener a Cardoen entre sus clientes, a fines del 2006 se constituyó la fundación de interés privado Fundación Colchagua. ARIFA también se quedó con la administración de otras dos sociedades ligadas a Cardoen y Fundación Colchagua.
Los vínculos entre el empresario y ARIFA se mantuvieron hasta 2010. Luego de ello, las sociedades y fundaciones del empresario fueron traspasadas a la firma panameña de Rolando Candanedo. Más tarde, Fundación Colchagua sería disuelta el 2013, mientras que Farkit Trading aparece como “suspendida” por no pago de la tasa anual.
En la actualidad, Cardoen sigue haciendo noticias por su pasado legal, esta vez, en Chile. Esto porque en 2020 solicitó ayuda a la Cancillería chilena, por medio de un amparo diplomático, para revertir la alerta roja de la Interpol que le impide salir del país. Esta solicitud se entregó luego que la Corte Suprema rechazara una solicitud de extradición desde Estados Unidos.
La Subsecretaría de Relaciones Exteriores, al no tener antecedentes de si es posible proceder, consultó a la Contraloría General de la República, organismo que instruyó iniciar un proceso administrativo para resolver la solicitud. Como no existe un precedente, no se descarta del todo que el Ministerio de Relaciones Exteriores devuelva el dictamen de Contraloría para reinterpretar la decisión, con el fin de ajustar las prácticas diplomáticas.