Uno de los mejores delanteros brasileños de la historia fue Romario, quien impactaba con su capacidad de definición, lo que lo llevó a Barcelona en la década del ’90.
O Baixinho Infernal vivió grandes temporadas en el elenco culé, y pese a estar en un nivel alto, en 1995 decidió tomar las maletas y volver a Río de Janeiro, para jugar por Flamengo.
Romario ahora contó su verdad, y en diálogo con GloboEsporte explicó que dejó Europa para estar cerca de los suyos, y también de las playas cariocas, las que extrañaba muchísimo.
“Paré de nuevo, llevaba un año y medio en el Barça, pero lo que la gente no ve es que en total eran casi siete años fuera de Europa. Y después del Mundial (de 1994) llegué a la conclusión que era el momento de regresar a Río, a Brasil, para estar cerca de mis hijos, de mis padres, mis hermanos, mis amigos, y sobre todo, de mi playa, aunque Barcelona también tiene… pero el ambiente, el clima es diferente”, contó el goleador.
Sobre lo mismo, Romario indicó que “decidí que valía más mi felicidad en ese momento que la cuestión financiera y creo que cumplí mi propósito”.
Romario tuvo una gran carrera, coronada con el título del Mundial de Estados Unidos 1994, donde fue clave en el Scratch, haciendo una gran dupla con Bebeto.