Si alguien pensó que la visita del Liverpool a Austria para enfrentar al Red Bull Salzburgo sería un paseo, estaba muy equivocado.

El equipo local batalló todo el partido y terminó perdiendo sólo por la calidad del rival y su innegable confianza y convencimiento de que están un peldaño arriba de todos, tanto en Inglaterra, como en Europa.

Liverpool selló el partido en dos minutos, donde aseguró los tres puntos y ganar su grupo de Champions.

 

Sadio Mané desequilibró en 57 minutos a la última línea del Salzburgo y le dejó el balón servida a Keita para abrir la cuenta.

El RedBull no pudo reaccionar y apenas un minuto después Salah dejó atrás a Stankovic y con un fuerte remate clavó la pelota en el ángulo para terminar con cualquier ilusion del cuadro austriaco.

Demasiado castigo quizás para el Salzburgo, pero el Liverpool no perdona.