El jugador iraní Amir Nasr-Azadani fue condenado este lunes a 26 años de cárcel. Su caso se viralizó durante el Mundial de Qatar, cuando distintas organizaciones y activistas denunciaron que el futbolista había sido arrestado por apoyar las protestas en Irán y que incluso arriesgaba la pena de muerte. Sin embargo, hoy se conoció el veredicto final, que lo salvó de la ejecución, pero lo sentenció a más de dos décadas de presidio.

El defensa del Iranjavan Bushehr fue acusado y recibió la condena por tres cargos diferentes: el supuesto asesinato de tres miembros de las fuerzas de seguridad, reunión y colusión para cometer delitos y por formar parte de grupos ilegales con el fin de perturbar la seguridad pública en el contexto de las protestas que sacuden Irán desde mediados de septiembre.

Las protestas son contra la represión del régimen de los Ayatollah, que atenta principalmente contra los derechos de las mujeres. Las manifestaciones, que han sido las más grandes desde la revolución islámica de 1979, comenzaron tras la muerte de Mahsa Amini, joven de 22 años que fue asesinada por la policía de la moral por llevar mal puesto el velo. Desde entonces, al menos dos mil personas han sido acusadas por la justicia iraní de diversos delitos, 17 condenadas a muerte y ya hubo cuatro ejecuciones. De hecho, dos personas esperan la pena máxima luego de que la Corte Suprema del país confirmara sus sentencias.

Además, en el mismo juicio del futbolista, se conoció la sentencia de Saleh Mirhashemi, Majid Kazemi Sheikh Shabani y Saeed Yaqoubi, quienes fueron condenados a muerte por el asesinato de “moharebe”, lo que significa “enemistad contra Dios”.

Las duras sanciones de Irán han provocado indignación mundial. Algunos organismos internacionales se manifestaron frente a las medidas. La Unión Europea (UE) se declaró consternada por las ejecuciones y pidió a Teherán que “anule sin demora” las condenas a muerte.

Si bien, Amir Nasr-Azadani tendrá un castigo severo, al menos se salvó de la pena máxima.