El arquero argentino, Nicolás Fernández, quedó en la historia como el primer futbolista argentino en reconocer abiertamente su homosexualidad, un detalle que no tiene nada que ver con la calidad de cada persona, pero un tema que en el fútbol, especialmente el masculino, es tabú.
Fernández, que realiza la pretemporada con el Club General Belgrano de la Liga Cultural, que otorga un ascenso en la Cuarta División de Argentina, reveló a través de Facebook que tenía pareja el pasado 28 de junio, Día Internacional del Orgullo LGBT.
“Soy feliz. Gracias a quienes lo entienden. Y perdón a quién no. Un género no determina nada y mucho menos habla de quién soy como persona. Estoy enamorado y sí, de alguien de mi mismo sexo”, dijo en esa oportunidad.
Este domingo, en entrevista con Tiempo Argentino, sostuvo que “en verdad, nunca supe qué día era. Había salido, estaba con mi pareja y tiré ese estado en Facebook. Después se hizo una revolución, se hicieron eco todos los medios de La Pampa. Muchos se sorprendieron en el fútbol. Otros ya me conocen en Santa Rosa. No ando con un megáfono diciendo qué soy ni nada. Pero ahí me salió”.
Agregó que “con mi familia fue sencillo. A mis viejos no les di opción. Les dije que si no les gustaba me iba de casa, que no había problema. Tenía 17 años. Pero lo entendieron. Y en un camarín fue en Deportivo Rivera. Estaba jodiendo con el capitán. Y me sorprendió, adelante de todo el plantel: ¿y vos qué onda? ¿Te gustan los chicos o las chicas?, me dijo. Se ve que había estado averiguando. Se hizo un silencio. Y les dije que había estado en pareja tres años con un chico, y que si alguno tenía un problema, me lo dijera. Y si no, que acá no había pasado nada. Fue simple, y los muchachos aceptaron sin ningún problema. Me sentí aliviado”.
Para profundizar sus vivencias dentro del fútbol, reveló que se toma con humor algunas bromas de sus compañeros. Asimismo, a los hinchas mala leche les da una cucharada de su propia medicina.
“No tomo mal que hagan un comentario, un chiste. De hecho, mis compañeros lo hacen. Terminamos de entrenar, nos ponemos a estirar, y por ahí sale algún chiste. Me río. No lo tomo a pecho. Tengo claro quién soy, qué hago y qué dejo de hacer. Lo que diga el resto no me interesa”, expuso.
“En el fútbol es un tema tabú. Se comentan muchas cosas. Hay gente gay que por ahí con un chiste se siente mal. A mí, no me pasa. Me pueden decir cualquier cosa, y me puedo enojar pero lo resuelvo sin ponerme mal. Cuando atajaba en Huracán de Pellegrini vino a jugar Ferro de Trenque Lauquen. Y una persona se puso atrás del arco, arriba de una camioneta, y me insultó todo el partido. Ya sabía. Ahí me calenté. Le decía que cuando terminara el partido lo iba a buscar. Cuando termina, salgo corriendo, la policía me frena. Mi viejo y la hinchada fueron a buscarlo. Tuvo que intervenir la policía para que pudiera irse. Siempre sentí apoyo”, añadió.
Sentencia tajante que “ahora me gritan puto en la cancha y yo me doy vuelta y me rio. El año pasado atajé con un conjunto de ropa rosa en Atlético Santa Rosa. Me dijeron tantas cosas para hacerme calentar y sacarme del partido, que yo me agachaba, le hacía cualquier gesto, me reía. Les gané. No lograron hacerme enojar”.